Berlín, 25 feb (dpa) – El fuego que afectó recientemente a un equipo generador de energía eólica en la localidad alemana de Syke generó un debate acerca de la creación de un registro de siniestros de este tipo y la implementación de controles más estrictos para estos equipos.
Cuando se produce un incendio en las turbinas de un molino a más de 100 metros de altura, tal como sucedió en Syke, en el norte de Alemania, los bomberos no tiene muchas posibilidades técnicas para combatirlo y recurren solo a controlar que no se produzcan mayores daños hasta que el fuego se extinga por sí mismo.
En algunos casos también quiebran las aspas de varios metros de largo o se parten segmentos de estos gigantescos equipos.
Actualmente, Alemania no cuenta con un registro de siniestros, por lo que no se sabe a ciencia cierta qué tan a menudo suceden accidentes de este tipo.
El sector de la energía eólica estima que son muy pocos y que los incidentes se ubican en un porcentaje muy bajo por cada mil molinos. A nivel nacional existen unos 30.000 generadores de energía eólica.
«Los accidentes son un factor de riesgo para la seguridad de las personas y el medio ambiente, sobre todo porque los parques eólicos se instalan cada vez más cerca de calles y urbanizaciones», advierte Joachim Bühler, directivo del grupo alemán de servicios de inspección TÜV. Bühler se pronunció a favor de controles más estrictos para los equipos.
No existen controles obligatorios según criterios estandarizados para cerca de la mitad de los generadores de energía eólica en Alemania. Por ello, la asociación que reúne a las empresas TÜV exige controles más seguidos, como en el caso de las gasolineras, los ascensores o recipientes presurizados.
«Si se consideran los millones de horas de funcionamiento de los equipos, las averías son sumamente escasas, en el orden de unas pocas por mil», replicó, por su parte, Felix Rehwald, de la empresa constructora de aerogeneradores Enercon. Si se realiza un mantenimiento adecuado los controles adicionales no son necesarios, opinó.