San Sebastián, 21 sep (dpa) – A juzgar por las últimas ediciones parece casi imposible concebir un Festival de San Sebastián sin la presencia del actor argentino Ricardo Darín, donde este año compite por quinta vez volviendo a la comedia romántica con «El amor menos pensado».
En entrevista con un grupo reducido de periodistas conversó sobre su regreso a la comedia romántica de la mano de Juan Vera, las acusaciones de maltrato que lo han afectado recientemente, la corrección política o la situación económica que vive Argentina.
Es la quinta vez que compite en San Sebastián. ¿Con cuál de sus trabajos y papeles venía más cómodo y convencido para alzarse con premio?
Con el tema de los premios no me enrollo mucho. Las premiaciones, distinciones y reconocimientos son algo polémico, porque para destacar a alguien hay que desatender otros trabajos. Es una cuestión muy subjetiva. Mi máxima pretensión es llegar a la audiencia.
Además todos los personajes generan vértigo y a veces el personaje más cómodo no es el que más llega a la audiencia. Una cosa que me gusta es el buen uso de la ironía y el sarcasmo en los textos. En ese sentido creo que el papel de Marcos en «El amor menos pensado» o el que interpreto en «Truman», en el que uno se ríe de sí mismo o de sus problemas, tiene más posibilidades de empatía con el espectador. Necesitamos reírnos de nosotros mismos.
¿Le interesaba a un actor de su trayectoria de volver a la comedia romántica?
No se trata del género sino de la oferta de un guión con ese nivel de diálogo. Cuando tienes esa suerte uno no puede mirar para otro lado. Me impactó la sinceridad y honestidad que plantean los guionistas y también que no se desentiende de los personajes secundarios (…) y habla de la deconstrucción y reconstrucción de una pareja sin desatender las individualidades de cada uno de sus miembros. Además el humor le da fluidez.
En la ficción su personaje se enfrenta a la soledad. ¿Se ha enfrentado Ricardo Darín también a ella?
Sin duda. Pero siempre me preocupó la mala prensa que tiene la soledad. Tanto yo como mi mujer somos medio ermitaños, nos gusta estar solos. Vivimos en una casa amplia con espacios propios que nos permite juntarnos y conectarnos cuando queremos al tiempo que si queremos estar solos cada uno tiene su lugar. Estar juntos no significa estar amontonados. La soledad es inherente a la especie humana. Nacemos y morimos solos.
El paso del tiempo es un elemento clave de la película. ¿Le angustia?
A todos nos angustia, la cuestión es cómo nos paramos frente a eso y cómo lo lidiamos. Yo no lo tengo claro. Cada etapa te hace cambiar, todo está en movimiento. La lógica me hace suponer que he vivido ya la mayor parte de mi vida y de que me queda menos por vivir de lo que he vivido pero trato de no enfocarme mucho con eso porque te tira del pantalón para abajo y te empantana (…) Me gusta más enfocarme en el aquí y el ahora.
Hablando del aquí y ahora. ¿Cómo ve la situación económica que está viviendo Argentina con el nuevo préstamo del FMI , la devaluación del peso frente al dólar y la gestión del presidente Mauricio Macri?
Los préstamos siempre han sido una cuestion cíclica argentina. Lo que más me preocupa en términos de argentinidad es que parece un ciclo del que no podemos escapar. Volvemos a pasar por los mismos lugares con la sensación de que no hemos aprendido la lección. Me preocupa esa forma cíclica de recaer en el mismo lugar.
Recientemente han salido a luz acusaciones de compañeras actrices. ¿Han empañado su imagen?
Sí. Es una mancha que difícilmente me pueda sacar de encima jamás, pero al mismo tiempo una nube abstracta poco definida sin acusación formal ni concreta. Es muy difícil defenderse porque parece que ello te obliga a atacar al que te ofende. Fue un error muy grande sacar en público una cuestión privada entre colegas cuatro o cinco años después. Es una nube que me va a acompañar toda la vida.
¿Es la corrección política una nueva forma de censura?
Probablemente. Yo siento envidia por los que mandan a cagar a todo el mundo (…) yo no me siento muy capacitado para eso. Por la exposición pública que tengo hay que ser muy cuidadoso y admiro a quienes tienen la libertad de decir ‘no me importan las consecuencias, esto es lo que yo pienso y se van todos a cagar'».
Su personaje separado tras 25 años de matrimonio no quiere hacerse Tinder . ¿Usted se lo haría?
No. Las nuevas formas de relacionarse me dan muchísima tristeza, para mí sigue siendo más importante el cara a cara que las redes sociales, aunque suene anacrónico o histórico, y sigo confiando en las posibilidades de conectarse mano o mano. Además las redes sociales acaban con el misterio de la seducción, porque no hay secretos.
¿Cómo ligaba Ricardo Darín?
Mis amigos mayores me usaban de gancho.
¿Por guapo o por simpático?
Era más charla y simpatía que otra cosa (…) Y no siempre con éxito.
SOBRE RICARDO DARÍN: Nacido en Buenos Aires en 1957, Darín saltó a la fama internacional en 2000 con «Nueve Reinas» tras muchos años de televisión en su país. Convertido en galán en «El mismo amor, la misma lluvia», «Luna de Avellaneda» o «El hijo de la novia», cambió de registro en «El secreto de sus ojos», que ganó el Oscar a mejor película en 2010. Otra de sus películas más conocidas «Relatos salvajes», también estuvo nominada a la estatuilla en 2015. En San Sebastián ganó la Concha de Plata al mejor actor ex aequo con Javier Cámara por Truman y el año pasado se convirtió en el primer sudamericano recibir el honorífico Premio Donostia.
Por Raquel Miguel (dpa)