El regreso a casa con un recién nacido prematuro es algo que asusta un poco a los padres. Pero hay que recordar que si el bebé ha sido dado de alta es porque ya se encuentra prácticamente recuperado, y ellos pueden proporcionarle los cuidados necesarios. Normalmente el alta se produce a las 37-40 semanas de edad gestacional. En este momento el recién nacido ya es capaz de regular su temperatura corporal y no hace falta que esté en la incubadora, come por sí solo y ya ha alcanzado un peso cercano a los dos kilos. Eso sí, desde su llegada a casa precisa una serie de atenciones específicas y un estrecho seguimiento médico, especialmente durante su primer año de vida.
Edad gestacional y edad corregida
Se considera que un bebé es prematuro cuando nace antes de la 37 semana de edad gestacional. Sin embargo, no todos los prematuros son iguales; no es lo mismo nacer en la semana 24 que hacerlo en la 36.
Por eso hasta los 2 años, para valorar el crecimiento y el desarrollo del niño es importante conocer su edad corregida, que se obtiene descontando a su edad real las semanas que le han faltado dentro del útero para completar las 40 semanas de edad gestacional.
Por ejemplo, a un recién nacido de 28 semanas le faltarían 12 semanas para llegar a 40, de modo que a su edad real habría que descontarle aproximadamente tres meses. Es decir, a los 6 meses de edad cronológica es como si ese bebé realmente tuviera 3 meses.
Cómo cuidarle en casa
Una vez aclarado esto, es importante conocer las pautas generales de cuidado de un bebé prematuro y solucionar las dudas más frecuentes que pueden surgir a este respecto.
- Medidas generales. Hay que lavarse las manos antes de tocarlo; no permitir que se fume delante de él y preservarlo de ambientes con humo; evitar el contacto con personas enfermas y con juguetes y objetos que puedan estar contaminados y evitar los lugares cerrados con mucha gente (supermercados, guardería…).
- Temperatura. Durante las primeras semanas la casa debe mantenerse en torno a los 22 ºC. De lo contrario, como el prematuro dispone de menos grasa corporal, consumirá calrías para conseguir calor y no ganará tanto peso.
- Sueño. Los recién nacidos suelen dormir entre 16 y 18 horas diarias y los prematuros incluso más. Para dormir hay que colocar al bebé boca arriba, comprobando que no haya ningún juguete u objeto extraño dentro de la cuna.
- Paseo. Si el tiempo lo permite, no hay nada malo en sacarle de paseo, evitando lugares con aglomeraciones para prevenir contagios.
- Estimulación. Es bueno estimular al bebé para facilitar el desarrollo y la maduración de su sistema nervioso. Hay que hablarle suavemente, cogerle en brazos, jugar con él y colocar un móvil sobre su cuna que pueda mirar.
- Consultas al pediatra. Son necesarias siempre que notemos algo sospechoso o inusual en el estado o en el comportamiento del niño: tiene dificultad para respirar o para despertarse, color azulado, fiebre o hipotermia, ausencia de seguimiento visual, llora sin motivo o de forma prolongada, no quiere comer…
- Control médico. Los prematuros precisan de un seguimiento médico especial. Periódicamente hay que examinar su nutrición y crecimiento, su vista y oído, y controlar el desarrollo del sistema nervioso central: vigilar cuándo sonríen, se sientan y andan por primera vez, así como el lenguaje hablado y el tono muscular. Los pacientes con mayor riesgo de déficits cognitivos (problemas de aprendizaje, trastornos de hiperactividad y déficit de atención, dificultades en el lenguaje…) serán seguidos en Neuropediatría y centros de Atención Temprana.
- Vacunas. Se recomienda que estos bebés reciban las correspondientes a su edad cronológica (las del calendario vacunal) y todas aquellas necesarias en casos de alto riesgo. Su pediatra será quien determine cuáles necesitan.
Así es su crecimiento
Los recién nacidos con un peso inferior a 1.500 gramos o una edad gestacional inferior a 32 semanas presentan un patrón de crecimiento en los primeros años distinto al de los nacidos a término o los prematuros de mayor peso o edad gestacional.
Mayor de lo normal
A lo largo de los tres primeros años de vida tienen un crecimiento superior al normal, que permite una recuperación de los parámetros de crecimiento hasta situarse (no en todos los casos) en percentiles normales. Normalmente el perímetro cefálico se recupera al año y la talla, en torno a los 3 años (niños que con 2-3 años presentan talla baja pueden derivarse al especialista para valorar el tratamiento con hormona del crecimiento).
Hay que tener en cuenta que los niños con ganancia de peso insuficiente en los primeros años de vida presentan peor desarrollo cognitivo; por el contrario, los que ganan peso excesivamente tienen un mayor riesgo en la vida adulta de obesidad, enfermedad cardiovascular y diabetes, cuenta Dra. Paula Crespo Moreira, pediatra en la Clínica Santa Isabel.
Qué hay que saber sobre su alimentación:
- La leche materna: Es el mejor alimento para el bebé prematuro. Cuando se marchan de alta, muchos niños maman sin problema; eso sí, suelen necesitar tomas muy frecuentes (cada dos horas o cada dos horas y media) porque la capacidad de su estómago es muy pequeña y generalmente cuando maman se cansan muy rápido.
Si notamos que la cantidad de leche está disminuyendo se puede aplicar el método canguro: la madre, desnuda de cintura para arriba, se sienta y se coloca al niño desnudo o sólo con el pañal entre los pechos. Luego se cubren ambos con una manta. Este cuidado tan beneficioso se puede mantener mientras ambos se encuentren cómodos en esta posición. - El biberón: Los prematuros que no toman leche materna se pueden alimentar con leche artificial (algunos precisarán algún tiempo leches con más calorías). Para darles de comer hace falta paciencia: a veces les cuesta tomar el biberón, se cansan y hay que dejarles tiempo de descanso. A ellos también les beneficia el método canguro.
- Más hierro y vitamina D: En prematuros con lactancia materna exclusiva hay que suplementar con hierro y vitamina D hasta la introducción de la alimentación complementaria. Se aconseja mantener hasta un mes de edad corregida la suplementación con fortificantes de leche materna si la ganancia de peso no es adecuada. Si reciben alimentación con fórmula de prematuros se deberá mantener hasta el mes de edad corregida o hasta los 2-3 meses de edad corregida si pesaron menos de 1.000 g al nacer.
- La alimentación complementaria: Se puede administrar a partir de los 6 meses de edad cronológica o los 6 meses de edad corregida (hay que individualizar en cada caso). La introducción de sólidos puede ser difícil, aconseja la Dra. Paula Crespo Moreira, pediatra en la Clínica Santa Isabel retrasarla si conlleva una disminución de la ingesta que repercuta en la ganancia de peso.
También hay que individualizar la introducción de gluten. Y retrasar la introducción de leche de vaca no adaptada hasta los 2 años de edad