(dpa) – Zonas rojizas inflamadas en la boca, con una capa blanquecina: son las aftas. Pueden formarse en el interior de las mejillas o los labios, en el paladar o en las encías. También suelen afectar a la lengua.
Las aftas suelen ser inofensivas. Pero pueden arder y doler. Al comer, beber, hablar o cepillarse los dientes, es difícil ignorar que están ahí.
«Las aftas suelen curarse por sí solas en un plazo de siete a diez días», señala Christoph Benz, presidente de la Asociación Alemana de Odontólogos.
Este suele ser el caso de las aftas pequeñas, las llamadas aftas menores. Tienen un diámetro de dos a tres milímetros, rara vez de hasta diez milímetros. Una vez curadas, no dejan cicatrices.
La situación es diferente con las aftas mayores. Pueden crecer hasta tres centímetros y son muy dolorosas. Tardan varias semanas en curar y suelen dejar cicatrices. También hay aftas de tipo herpético, pero son bastante raras. En este caso, aparecen hasta cien aftas del tamaño de la cabeza de un alfiler en toda la cavidad bucal. Se curan al cabo de siete a diez días.
¿Cuál es la causa de la formación de aftas en la boca?
Según Christoph Benz, las causas exactas de las aftas aún no se han aclarado científicamente de forma concluyente. «Se baraja la posibilidad de que las lesiones en la mucosa bucal causadas por el cepillo de dientes o una carencia vitamínica puedan desencadenar aftas», indica el dentista. Las posibles causas también podrían ser reacciones alérgicas o estrés.
Según Ursula Sellerberg, de la Cámara Federal Alemana de Farmacéuticos, las aftas también suelen verse favorecidas por los puntos de presión de dentaduras postizas o aparatos de ortodoncia, o por los bordes afilados de los empastes dentales.
Por cierto, las aftas afectan con más frecuencia a las mujeres que a los hombres. Las aftas son menos frecuentes en las personas mayores que en los jóvenes. «Las razones tampoco están claras», comenta Benz.
Tengo una afta, ¿qué puedo hacer?
Ante la presencia de aftas en la boca, primero se puede intentar controlar la inflamación con un enjuague bucal, por ejemplo, uno que contenga altas dosis de extractos de manzanilla.
Según Ursula Sellerberg, los enjuagues bucales con extractos alcohólicos de manzanilla o una infusión de flores de manzanilla (10 gramos de flores de manzanilla por 100 mililitros de agua) tienen un efecto antiinflamatorio.
Sin embargo, apenas reducen los síntomas agudos, como el ardor o el dolor. «La infusión de manzanilla normal es demasiado baja en dosis y tendrá poco efecto», dice Sellerberg.
También hay diversos preparados disponibles en farmacias que pueden contrarrestar el ardor y el dolor: geles, pastas, pomadas, aerosoles bucales o pastillas.
Un consejo de la farmacéutica: secar la llaga con un bastoncillo de algodón antes de aplicar geles, pastas o pomadas. «Así se prolonga el tiempo de permanencia del principio activo en la mucosa», explica Ursula Sellerberg.
Los preparados que prometen aliviar el dolor es mejor tomarlos antes de las comidas para que el dolor sea soportable mientras se mastica. Los demás preparados es mejor tomarlos o aplicarlos después de comer y de lavarse los dientes. «Si es posible, no se debe beber nada durante los primeros 30 minutos posteriores a la aplicación», apunta Sellerberg. De lo contrario, el preparado se lava y no puede actuar correctamente.
Si los síntomas son graves, puede tener un efecto calmante la cortisona. Pero antes de que los afectados la utilicen por primera vez, deben consultar con un médico.
Hablando de médico: ¿cuándo debo acudir a uno con mi afta?
Si no hay mejoría tras 14 días de automedicación, es hora de acudir al dentista. Quien tenga que lidiar con aftas más de tres veces al año también debería visitar la consulta del médico.
El médico de familia, el dermatólogo o el otorrinolaringólogo son opciones de consulta adicionales si las aftas no solo aparecen en la boca, sino también en otras partes del cuerpo, porque eso también ocurre. O si se añaden otros síntomas: fiebre, ganglios linfáticos inflamados o problemas gastrointestinales, por ejemplo.
Ya que las aftas también pueden estar causadas por ciertas enfermedades. «Puede tratarse de enfermedades intestinales, como la enfermedad de Crohn o la celiaquía», explica Christoph Benz. O que el cuerpo tenga muy pocos glóbulos blancos, por ejemplo. También es concebible que detrás de las aftas haya leucemia o enfermedades infecciosas como el sida.
La toma de determinados medicamentos, como la cortisona, también puede provocar aftas. A menudo también indican síntomas de carencia, como falta de hierro o vitamina B.
¿Se pueden prevenir las aftas? «Eso es difícil porque no se conocen realmente las causas», dice Benz. Pero una cosa siempre es beneficiosa: «Reducir el estrés, llevar una vida sana, con una dieta equilibrada, mucho ejercicio, nada de nicotina, poco alcohol y dormir lo suficiente», aconseja Sellerberg. O ajustar cualquier aparato o dentadura postiza mal colocados. Y siempre importante: una buena higiene bucal.
Por Sabine Meuter (dpa)