(EP) – Las autoridades de Nueva Zelanda mantendrán el confinamiento impuesto tras un brote de la variante delta del coronavirus que ya ha afectado a 347 personas, aunque relajará las restricciones en la mayor parte del país a partir de la semana que viene.
«Todavía se necesita precaución. (…) La variante Delta es definitivamente más infecciosa, y se mueve más rápido», ha advertido este viernes la primera ministra, Jacinda Ardern, en una comparecencia ante los medios recogida por el portal ‘Newsroom’.
La parte norte del país, donde se concentran la gran mayoría de los casos, seguirá bajo un confinamiento severo mientras que en el resto del territorio se podrá salir a hacer compras esenciales y a trabajar, aunque la mayoría de negocios de cara al público seguirán cerrados.
Es la tercera vez que el Gobierno de Ardern extiende el confinamiento ante el brote de la variante delta, detectado por primera vez a comienzos de la semana pasada.
En el país, de 5 millones de habitantes, se han detectado 2.781 casos de COVID-19 y 26 muertes desde que comenzó la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud, aunque el reciente brote ha hecho que los nuevos casos diarios se sitúen en niveles de marzo de 2020.
Nueva Zelanda ha administrado ya más de dos millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19, y cerca de un millón de personas tienen ya la pauta completa.