(dpa) – Ya se sabe que los coronavirus se propagan principalmente por el aire y suelen llegar primero a la nariz, la garganta y los pulmones. Lo más lógico sería entonces empezar a luchar contra los agentes patógenos directamente allí, en las mucosas, y así tratar de evitar la infección.
De hecho, equipos de investigadores han estado trabajando en vacunas para las mucosas desde los primeros días de la pandemia. A diferencia de las vacunas anteriores, estas no se inyectan en el músculo, sino que se administran directamente en la nariz o se inhalan.
«Cuando la vacuna se inyecta en el músculo, la inmunidad se acumula principalmente en la sangre o se distribuye por todo el cuerpo. Esto significa que los coronavirus, que entran a través de la superficie de las membranas mucosas de la nariz y la garganta, son detectados y combatidos por el sistema inmunitario relativamente tarde», explica Emanuel Wyler, biólogo molecular del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de Berlín. «Para evitar el contagio o la transmisión del virus, es demasiado tarde», enfatiza el académico.
Las vacunas para las mucosas, por el contrario, están diseñadas para crear inmunidad directamente en el lugar de entrada del Sars-CoV-2 y así combatir rápidamente a los patógenos. Recientemente se aprobaron dos preparados en India y China. Hay docenas de otros candidatos en desarrollo, y algunos ya se están probando en ensayos clínicos.
La vacuna del fabricante chino CanSinoBIO es inhalable y está aprobada como refuerzo. El preparado indio, desarrollado por la empresa Bharat Biotech, también está aprobado para la inmunización básica y se administra por la nariz. Ambos preparados se basan en adenovirus atenuados, un grupo de virus que pueden causar diferentes enfermedades. Los virus atenuados no pueden reproducirse por sí mismos o solo lo pueden hacer pobremente y, por lo tanto, no causan ninguna enfermedad. Sin embargo, transportan material genético del Sars-CoV-2 a las células de la membrana mucosa, donde el organismo forma anticuerpos y otras sustancias de defensa contra el coronavirus.
La esperanza es que la inmunidad acumulada en las membranas mucosas también proteja contra la infección durante un periodo de tiempo más largo y frene la transmisión del patógeno. «Sin embargo, por el momento no sabemos hasta qué punto funciona, ya que hasta ahora solo se han publicado unos pocos datos de estudios subyacentes», afirma Leif Erik Sander, inmunólogo e investigador de vacunas del hospital universitario Charité en Berlín.
Hasta ahora, hay relativamente poca experiencia en la medición de la inmunidad en las membranas mucosas. Por ejemplo, ¿cuál debe ser el nivel de anticuerpos en la mucosa para suponer realmente una protección contra la infección? Muchas preguntas como estas siguen aún sin respuesta.
Sander opina que son exactamente esas vacunas las que se necesitan, y que es lamentable que la investigación no se lleve a cabo con la misma intensidad en Europa o Estados Unidos.
Sin embargo, también se están realizando algunos estudios sobre vacunas para las mucosas fuera de Asia. En Estados Unidos, por ejemplo, la empresa farmacéutica Codagenix está muy avanzada. Según su propia información, está probando su preparado en un ensayo clínico de fase II/III más avanzada en cooperación con el Instituto del Suero de la India y como parte de un proyecto de la OMS.
En Alemania, el biólogo Wyler está trabajando en una vacuna en spray nasal con un equipo con científicos de la Charité bajo la dirección de la Universidad Libre de Berlín. La solución, al igual que la vacuna Codagenix, se basa asimismo en coronavirus atenuados. La ventaja es que se presenta al sistema inmunitario un virus completo, y no solo proteínas individuales como en la mayoría de las otras vacunas contra covid-19 disponibles actualmente.
Se espera que esto también proporcione una mejor protección contra las nuevas variantes emergentes. Wyler considera extremadamente improbable que el virus de la vacuna recupere la capacidad de replicarse masivamente y enfermar a la gente. «Para la atenuación, cambiamos 200 de los 30.000 bloques de construcción del virus, lo que supone un gran obstáculo», explica.
Según el equipo de científicos, los resultados de experimentos realizados con animales fueron satisfactorios: en hámsters, la vacuna provocó una respuesta inmunitaria eficaz; tras dos dosis, los animales no mostraron casi ningún signo de enfermedad y niveles muy bajos de inflamación tras una infección selectiva con el coronavirus. Como refuerzo tras una vacunación previa con ARNm, la vacuna nasal protegió mejor que dos dosis de vacuna con ARNm por separado.
«En colaboración con la empresa Rocket Vax, el proyecto avanza ahora hacia los ensayos clínicos», explica Wyler. «En primer lugar, se realizará un estudio de fase 1 en un centenar de personas para comprobar la tolerabilidad del preparado y, por ejemplo, la dosificación», especifica.
Un aspecto de seguridad a considerar en el caso de una vacuna administrada por vía intranasal se refiere a su proximidad a los nervios faciales. La vacuna nasal contra la gripe de una empresa farmacéutica suiza se retiró del mercado en 2001 después de que se hicieran comunes los casos de parálisis facial en personas vacunadas. «Se trata de un posible efecto secundario de este tipo de productos que debemos analizar con detenimiento», afirma Wyler. En la actualidad, solo está autorizada en Europa una vacuna administrada por vía nasal contra la gripe en niños y adolescentes.
Pero, ¿siguen siendo necesarias estas vacunas en la pandemia de coronavirus? Al fin y al cabo, en muchos países la inmunidad de la población ha aumentado considerablemente gracias a las vacunas y como consecuencia de las infecciones. Klaus Stöhr, epidemiólogo y, entre otras cosas, miembro de un comité de expertos que evaluó de forma independiente las medidas del Gobierno alemán, se muestra escéptico.
«Las vacunas nasales no tienen nada que ver con el desarrollo de la pandemia y, si se autorizaran en unos años en los países industrializados, no tendrían un impacto significativo en la aparición de variantes de escape o en la circulación del virus», escribió recientemente Stöhr en Twitter. Según Stöhr, la aprobación en todos los grupos de edad es «extremadamente improbable», pero su uso generalizado sería necesario para detener la circulación del virus o la aparición de variantes de escape inmunológico.
Sander, por su parte, puede imaginar un uso específico de las vacunas en grupos especiales de personas o en situaciones especiales. «Creo que es concebible que los grupos de alto riesgo, como los residentes de residencias de ancianos, puedan refrescar su inmunidad con un spray nasal cada tres meses”, señaló, añadiendo que en tal situación, la administración comparativamente simple de un spray nasal valdría la pena.
El biólogo Wyler añadió que las vacunas intranasales también son interesantes para el no tan pequeño grupo de personas que sufren un fuerte miedo a las inyecciones.
Sin embargo, también señala los grandes obstáculos que debe superar una vacuna de las mucosas en lo que respecta a su aprobación. «Ya no estamos en la misma situación que en 2020», indica Wyler. «Una nueva vacuna tiene que competir con todas las vacunas que hay ahora mismo en el mercado, y simplemente tiene que ser mejor», afirma.
Sin embargo, el experto puntualiza que todo lo que se investigue ahora también será útil para desarrollar otras vacunas administrables a través de las mucosas, «contra la gripe, las enfermedades respiratorias virales o cualquier otra infección que pueda surgir».
Por Anja Garms (dpa)