(dpa) – En la actualidad, el vídeo es el formato de moda en Internet. No es de extrañar entonces que plataformas como Vimeo o YouTube estén inundadas de videoblogs, vídeos de duración corta en los que su autor hace comentarios, observaciones o da opiniones sobre un tema. Pero, ¿merece la pena crear un videoblog?
Patrick Fass, fundador de una agencia de vídeo berlinesa, opina que los videoblogs pueden ser «algo interesante para compartir públicamente una determinada pasión o afición e intercambiar ideas con personas afines».
Según Fass, estos canales de aficionados en YouTube tienen a menudo un gran alcance, ofreciendo incluso la posibilidad de ganar dinero.
Pauline Walthart, de la agencia de vídeo Blynk, de la ciudad alemana de Hamburgo, explica que no hay que subestimar el esfuerzo que esto supone, ya que los videoblogs requieren planificación, regularidad y paciencia para la posproducción.
La experta añade que los videoblogs pueden atraer la atención del público en ámbitos muy diferentes: «Desde creadores profesionales de contenidos que publican bitácoras en formato de video, hasta estrellas célebres que utilizan los videoblogs para atraer a los fans y promocionarse».
Walthart añade que, además, existe la posibilidad de utilizar este formato de vídeo para la comercialización de productos.
Beatrice Madach, experta berlinesa en el uso de los videos como estrategia de marketing, señala que la pregunta más importante que deben hacerse los videoblogueros es: «¿Qué quiero hacer exactamente y a quién van dirigidos mis vídeos?»
Madach puntualiza que el grupo objetivo debe estar claramente definido, ya que es mucho más divertido cuando los propios vídeos despiertan el interés de otros.
«Un buen videoblog debe ser relevante para un grupo determinado de personas», resume Madach. Según la entendida, los vídeos tienen que ser específicos, ofrecer un valor añadido al grupo objetivo y publicarse con regularidad.
Además, añade que nada funciona sin la tecnología apropiada, pero que tampoco hay que dejarse intimidar por su complejidad, ya que la edición de los propios vídeos puede ser algo divertido y satisfactorio.
Para comenzar, la cámara del móvil es suficiente para hacer buenos vídeos. Sin embargo, Beatrice Madach recomienda un micrófono de solapa para conseguir una buena calidad de sonido y un trípode con soporte para el teléfono.
Es mejor grabar los vídeos durante el día, sin sol directo. Madach explica que la primera o la última hora del día proporciona la mejor luz. En interiores, es mejor filmar con el rostro hacia la ventana, o bien utilizar la luz artificial de un panel LED.
Además, hay que tener en cuenta algunos escollos legales. Madach explica que, en primer lugar, hay que tener en cuenta la ley de derechos de autor: la música está casi siempre protegida legalmente y no se puede editar simplemente en un vídeo propio.
Se recomienda buscar para ello música libre de derechos, que es ofrecida, gratuitamente o a cambio de cuotas de licencia comparativamente bajas, por músicos, compositores o a través de proveedores de servicios encargados de explotarla.
Los derechos personales de los demás también pueden verse afectados: «En principio, hay que pedir permiso previamente a las personas que aparecen en el videoblog y que, por tanto, se publican en YouTube», asevera Pauline Walthart, y acota que esto no se aplica a los transeúntes en segundo plano.
También debe haber una identificación clara de la publicidad. «Todo videoblog por el que el videobloguero reciba algo a cambio debe identificarse como publicidad», explica Walthart. «Y no solo cuando se trata de dinero, sino que los productos suministrados gratuitamente también cuentan como publicidad».
Hay al menos tres maneras para ganar dinero con los videoblogs. La experta de Hamburgo explica que, además de colocar anuncios en YouTube antes y dentro del vídeo, se pueden pegar en la descripción del videoblog enlaces de afiliación a productos en tiendas online: «El videobloguero recibe una comisión cada vez que alguien compra el producto gracias a su enlace».
Una tercera opción es el emplazamiento de productos: las empresas ceden productos gratis a los videoblogueros con muchos suscriptores, o incluso pagan dinero para que estos los promocionen.
«El éxito de los videoblogueros es siempre atractivo para las empresas que quieren beneficiarse de él», asevera Patrick Fass, al mismo tiempo que acota que nadie puede esperar ganar grandes sumas desde el principio: «Todo lo contrario. La creación de un canal de este tipo requiere mucho tiempo y paciencia».
Por Frederic Vosseberg (dpa)