(dpa) – Las autoridades colombianas confirmaron hoy la muerte de 13 personas en un hecho violento que se registró hace unos días por parte de disidentes de la ex guerrilla de las FARC y miembros del ELN.
«Hasta el momento se ha confirmado que producto de este hecho han fallecido 13 personas, cuatro de ellas reportadas por el Ejército», confirmó la Personería (Ministerio Público a nivel municipal) y la Alcaldía del municipio de Magüí Payán, en el departamento de Nariño (suroeste), en donde se registraron los hechos el pasado 27 de noviembre.
Los enfrentamientos habían sido materia de investigación por parte del Ejército colombiano, el cual reportó cuatro personas fallecidas el pasado 28 de noviembre. Sin embargo, de acuerdo con el comunicado de prensa expedido hoy, la cifra se elevaría a 13 muertos.
«Informamos que existe temor y restricción a la movilidad en las veredas (localidades) Conquisté, Ricaurte, Juanchito y Pueblo Nuevo, por la presencia de los dos grupos armados en disputa del territorio», explicaron las autoridades locales, señalando que estos hechos violentos en las zonas rurales han generado un «desplazamiento masivo» hacia el municipio.
Asimismo, el Ministerio Público indica en el documento que una persona de la comunidad se encuentra presuntamente secuestrada por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Si bien las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz con el Gobierno y entregaron las armas para hacer su tránsito a la vida política, algunos hombres no se acogieron a los acuerdos y permanecen en territorios históricamente dominados por esta guerrilla.
Por su parte, el ELN mantiene un cese al fuego bilateral con las fuerzas armadas de Colombia en el marco de los diálogos de paz con el Gobierno, que tienen sede en Quito (Ecuador).
El cese al fuego inició el pasado 1 de octubre y se extiende hasta el próximo 9 de enero de 2018. Sin embargo, organizaciones veedoras de los derechos humanos han señalado que este pacto se ha incumplido por hechos registrados en el departamento del Chocó, donde el ELN reconoció haber asesinado a un líder social indígena.