(dpa) – Dos rayitas en el test rápido y ¡paf!, a olvidarse de inmediato de las salidas a correr y del gimnasio. Pero, ¿cómo volver a entrenar cuando los síntomas de la infección con coronavirus remitieron y el test da nuevamente negativo?
Lo cierto es que si se le exige demasiado al cuerpo muy tempranamente, existe el riesgo de sufrir arritmia cardiaca o miocarditis. Por eso es conveniente ser prudente. Dos médicos deportivos revelan qué pasos conviene seguir.
¿Por qué es tan importante no hacer deporte demasiado pronto?
Conviene echar un vistazo a la teoría. «Una infección con coronavirus tiene dos picos», dice el profesor Martin Halle, director médico de la sección de medicina deportiva preventiva y cardiología deportiva de la Universidad Técnica de Múnich.
El primer pico es cuando el virus ingresa al cuerpo y le demanda al sistema inmunológico una reacción. Unos siete días después hay una segunda etapa. Los expertos hablan entonces de una «reacción inmunitaria excesiva». A continuación, vuelven a aumentar los valores de inflamación que pueden medirse en la sangre.
Detrás de esto hay procesos inflamatorios que tienen lugar en la capa de separación entre la sangre y los vasos, y también en los pulmones, en el corazón, en otros músculos. El problema es que «en este punto, el test ya puede dar negativo», según señala Halle. «Pero no es conveniente entrenar con estos altos niveles inflamatorios», añade.
Sin embargo, el profesional tiene buenas noticias para todos los vacunados: «En los vacunados, la segunda etapa es algo más débil que en los no vacunados», afirma.
Pero hay también otros motivos para no volver a salir a correr o retomar el curso de crossfit tan pronto. «Todavía puede haber focos de infección, por lo que un esfuerzo excesivo puede provocar una reaparición de la enfermedad», precisa el profesor Bernd Wolfarth, médico jefe del departamento de medicina deportiva del hospital Charité de Berlín.
Por cierto: esto no solo es válido para una infección con covid-19, sino también en el caso de otras infecciones, como la influenza.
¿Cuándo puedo retomar la actividad física?
Para Halle hay algunas reglas de oro. Quien no tuvo síntomas, o síntomas muy leves, debería dejar pasar tres días sin síntomas antes de empezar a entrenar ligeramente. En el caso de síntomas algo más fuertes, como tos y fiebre, aconseja dejar pasar siete días sin síntomas.
Pero si la infección fue fuerte y se vieron afectados el corazón o los pulmones, conviene hablar con un médico para que indique cuándo es mejor retomar la actividad deportiva.
¿Cómo emprendo el regreso al deporte?
«Safety first», recomienda Wolfarth. «Cuanto menos experiencia deportiva se tiene, más cuidado habría que tener», dice. Esto solo funciona cuando se saben leer las señales que emite el propio cuerpo. «Hay que sentirlo, registrar cuánto puede rendir el propio cuerpo», aconseja.
En su opinión, es normal que no se pueda retomar en el mismo punto en el que se estaba antes del test positivo. «Se pierde bastante rendimiento con una infección, como si se hubiera pasado ese tiempo descansando en la playa», señala Halle.
El médico deportivo recomienda por eso arrancar con un 50 por ciento de la carga de trabajo con la que se entrenaba antes de la infección. «Si antes corría diez kilómetros, ahora debo empezar con cinco», grafica.
¿Cuáles son los tipos de deportes ideales?
«Lo mejor son los deportes que se pueden regular en su intensidad y su duración», aconseja Wolfarth. Esto significa que una clase de spinning, que suele durar 60 minutos, no es lo ideal. Mejor es una unidad en el ergómetro, donde se pueden hacer, por ejemplo, 20 minutos de bicicleta sin grandes esfuerzos para comenzar.
Cabe destacar que los mejores deportes para volver a entrenar son aquellos que no le exigen tanto al sistema cardiovascular. Puede ser una clase de yoga o pilates, o un entrenamiento de fuerza en el gimnasio.
¿Cómo me doy cuenta de que estoy exagerando?
Lo mejor es ir siguiendo el pulso con un reloj inteligente o un rastreador de ejercicios, de modo de poder comparar los valores posteriores con los previos a la infección. «Si se hace necesaria una frecuencia cardiaca más alta para ejercitar con la misma intensidad, eso es ya una señal», dice Halle.
Otras señales de alarma son la presión en el pecho, los mareos o un pulso inquieto, «un latido extra que realmente se puede sentir», como lo describe Halle. Todo ello puede apuntar a una inflamación del músculo cardiaco, razón suficiente para ser examinado por un médico.
«La falta de aire que se produce incluso con muy poco esfuerzo también debe aclararse», aconseja Wolfarth. Esto también se aplica, por cierto, si la falta de aire aparece después de hacer ejercicio, o con una tos torácica pronunciada.
Por Ricarda Dieckmann (dpa)