(dpa) – Dejar el coche en casa siempre que sea posible: este es probablemente el consejo que más combustible ahorra. Sin embargo, por muy lógica que sea, la sugerencia no es del agrado de todos aquellos que realmente dependen de su vehículo. La bicicleta, el coche compartido o el transporte público no siempre son alternativas posibles para todos.
Pero, ¿se puede mejorar el rendimiento del combustible? Las asociaciones automovilísticas alemanas ADAC y Auto Club Europa (ACE), así como las organizaciones certificadoras Tüv Süd y Tüv Thüringen, sostienen que esto es posible, y tienen a mano consejos que pueden ayudar a reducir el consumo de combustible del coche.
El lastre innecesario aumenta el gasto de combustible. El ADAC ha calculado que 100 kilos de peso extra en un coche pueden aumentar el consumo de combustible hasta 0,3 litros cada 100 kilómetros, y especifica que esto repercute sobre todo en ciudad, donde hay que arrancar y acelerar con frecuencia.
El ACE recomienda, por lo tanto, circular sin cajas de bebidas, patines en línea y demás trastos, y precisa que esto merece la pena sobre todo en los coches pequeños y ligeros, ya que los más pesados ya tienen tanto peso propio que el efecto no es tan grande.
Los portaequipajes, los cofres de techo y los portabicicletas también consumen mucho combustible debido a su mayor resistencia al aire. Según Tüv Süd, por ejemplo, un cofre de techo puede aumentar el consumo de combustible entre uno y dos litros cada 100 kilómetros. Y, según el ADAC, una baca con dos bicicletas puede generar hasta un 42 por ciento más de consumo de combustible a 130 km/h. Por lo tanto, si ya no se necesitan, es mejor desmontarlos.
El ADAC recomienda considerar la bicicleta como una alternativa, sobre todo para los tramos cortos, o bien combinar varios trayectos breves en un recorrido más largo. El motor consume mucho combustible durante el arranque en frío, y al menos un motor de gasolina necesita una mezcla más rica con más combustible en la fase de calentamiento que a temperatura óptima.
El ADAC aconseja además subir de marcha a una velocidad de unas 2.000 rpm. El régimen seleccionado debe mantenerse a bajas revoluciones, y solo se debe volver a cambiar de marcha si el motor traquetea o zumba. Algunos coches modernos también muestran recomendaciones de cambio ecológico en la pantalla del velocímetro.
Si se conduce con previsión, también se puede utilizar el efecto de frenado del motor en lugar de pisar el freno. En la mayoría de los coches, el suministro de combustible se desconecta al quitar el pie del acelerador. Por lo tanto, lo mejor es dejar la marcha engranada al acercarse a un semáforo en rojo o al desacelerar antes de entrar a una ciudad.
El ACE explica que, si se conduce a una velocidad lo más constante posible y, preferiblemente, no demasiado rápida, se mantendrá bajo el consumo de combustible. La resistencia del aire tiene un efecto significativo en el consumo de combustible a velocidades más altas a partir de unos 80 km/h. Si el coche tiene control de crucero, este puede contribuir a una conducción constante en autopistas o carreteras llanas.
Como norma general, es mejor conducir más despacio que exigir la última pizca de potencia al motor. El ADAC aconseja apagar el motor cuando el coche no está en marcha durante más de 20 segundos. Al ralentí, los coches consumen entre medio litro y un litro entero por hora.
Por ello, los coches modernos disponen de un sistema automático de arranque y parada. En el caso de que el vehículo no disponga de este, lo mejor es apagarlo con la llave de ignición. Según el ADAC, la carga adicional resultante para el motor de arranque y la batería es insignificante, sobre todo cuando el motor está caliente.
Encendiendo solo los dispositivos eléctricos más necesarios del vehículo también se puede ahorrar dinero. Los extras de confort, como la calefacción de los asientos, solo deben estar en funcionamiento el tiempo necesario. Sin embargo, ahorrar en elementos relevantes para la seguridad, como las luces, los limpiaparabrisas o la calefacción del parabrisas en invierno, sería erróneo y peligroso.
Y una temperatura interior atemperada correctamente también mantiene al conductor en forma y, por tanto, garantiza más seguridad. Sin embargo, dependiendo del coche, la tecnología y el uso, un sistema de aire acondicionado consume de 0,3 a 1,5 litros más cada 100 kilómetros, por lo que se recomienda no bajar demasiado la temperatura.
A velocidades más altas, las ventanillas laterales o los techos solares abiertos aumentan el consumo de combustible debido a las turbulencias en el flujo de aire. Por ejemplo, a una velocidad de 100 km/h, las ventanillas abiertas a ambos lados aumentan el consumo de combustible en unos 0,2 litros. A velocidades bajas, como en ciudad, pueden suponer una ventaja significativa en el consumo de combustible respecto al aire acondicionado.
Circular con unos neumáticos con poca presión de aire dificulta la conducción, hace que las distancias de frenado sean más largas y aumenta el consumo. Según el ACE, solo 0,5 bares menos de presión en los neumáticos de la recomendada por el fabricante aumenta el consumo en torno a un cinco por ciento. Por lo tanto, lo mejor es comprobar la presión de los neumáticos cada dos paradas para repostar y al menos una vez al mes.
Quienes necesiten neumáticos nuevos pueden considerar la posibilidad de comprar aquellos de bajo consumo. Según el ADAC, estos ahorran hasta 0,5 litros de combustible cada 100 kilómetros. De esta manera, los neumáticos inicialmente más caros pueden salir a cuenta a largo plazo.
Los pequeños desvíos hacia el surtidor más barato tienen sentido, los grandes no. Vincenzo Lucà, de Tüv Süd, acota que en esta apreciación no se tienen en cuenta factores como el combustible más caro que aún quedaba en el depósito, el desgaste o la depreciación, así como tampoco el tiempo empleado, eventuales riesgos durante el trayecto o las emisiones adicionales de CO2.
Por esta razón, el ADAC también aconseja a los conductores que sopesen cuidadosamente hasta qué punto son sensatos los desvíos, por ejemplo a regiones vecinas, en cada caso individual.
Aquellos conductores que han descubierto una gasolinera con precios ventajosos, a menudo no solo llenan el depósito, sino también el bidón de reserva. En realidad, un bidón de reserva solo sirve para garantizar la continuación del viaje hasta la siguiente gasolinera. Por regla general, entre cinco y diez litros son suficientes, como recomiendan los expertos por razones de seguridad.
Para minimizar el riesgo para los pasajeros, el bidón debe guardarse en el vehículo lo más lejos posible de las personas, es decir, preferiblemente asegurado en el maletero.
En vista del aumento del precio del combustible, existen aquellos conductores que intentan compensar los gastos de gasolina ahorrando en el mantenimiento del coche. Estas medidas para ahorrar dinero son contraproducentes, tanto en el caso de las piezas relevantes para la seguridad, como incluso para ahorrar combustible.
También es conveniente revisar el filtro de aire con regularidad. Si este se obstruye, el motor no trabaja bien y consume aún más.
Por Peter Löschinger (dpa)