(dpa) – Las cadenas de las bicicletas se ven expuestas a muchísimas inclemencias, por eso es importante brindarles un buen mantenimiento. Todo ciclista sabe que el polvo, la suciedad o la humedad hacen que la cadena funcione con mayor dificultad y tenga mayor rozamiento entre los engranajes, haciendo que la pedaleada resulte más trabajosa. ¿Qué se precisa entonces para su limpieza?
Es más sencillo de lo pensado. Solo es necesario tener un trapo de algodón, un cepillo (puede ser un viejo cepillo dental) y aceite para cadena.
Lo ideal es contar con un caballete o soporte de montaje para colocar toda la bicicleta y poder trabajar más cómodamente, pero también es posible invertir la bici y colocarla sobre el asiento y el manubrio para poder acceder bien a la zona inferior. El único caso en el que es mejor evitar esta posición es cuando los frenos sean hidráulicos.
Otro elemento que será de gran ayuda son unos guantes que permitan un buen movimiento de los dedos y eviten que estos se ensucien.
El primer paso consiste en retirar la suciedad mayor con el cepillo, pasándolo por las caras internas de los componentes de la cadena. Si hay piedritas incrustadas, pueden retirarse con un escarbadientes.
El segundo paso ya es un poco más delicado. Consiste en tomar la cadena con el paño y hacer girar el pedal de modo de que toda la cadena dé dos, tres vueltas pasando por sobre la mano. Si no es suficiente, puede humedecerse levemente (¡no mojarse!) el paño y añadirle unas gotas de detergente. Si uno opta por esta variante, hay que tener en cuenta que el detergente desengrasa, con lo cual después habrá que engrasar mejor la cadena.
El plato, el desviador y el piñón pueden limpiarse del mismo modo que la cadena, con el cepillo, un paño y un poco de aceite. Ante la duda puede aplicarse algún espray especial para limpieza de cadenas.
Los engranajes, que están uno al lado del otro, son más difíciles de limpiar que la cadena, pero por lo general suelen estar algo menos sucios. De no ser así, las tiendas especializadas ofrecen cepillos especiales para realizar esta tarea o ganchos para retirar suciedad particularmente testaruda que queda atascada entre los piñones.
Una vez que la cadena esté limpia es el momento de lubricar con aceite. Es importante utilizar solo aceite especial para cadenas y aplicarlo en cada una de las piezas y eslabones de la cadena. Además de los aplicadores en gotas, también existen aerosoles, pero estos son más difíciles de dosificar.
Al engrasar las partes, hay que prestar especial atención a que el aceite no entre en contacto con los discos de freno ni con los flancos de frenado, porque esto haría que el efecto de frenado se vea gravemente afectado.
Una vez pasados aproximadamente 15 minutos, se retira el aceite sobrante con un paño. Así se habrá concluido la limplieza básica de la cadena. En caso necesario, en todas las tiendas especializadas hay más productos, herramientas y accesorios para llevar a cabo esta tarea.
Lo único que no se debería jamás utilizar para limpiar la cadena son hidrolavadoras, gasolina, lejía de jabón, solución corrosiva, aceites universales y cepillos de acero.
La frecuencia de esta limpieza depende de la frecuencia de uso y de las condiciones climáticas en las que se use la bicicleta.