(dpa) – No sólo es una obligación, es un recaudo que todo padre quiere tomar: sujetar a los niños cuando suben al coche es una necesidad, sea que los colocamos en un huevito o que viajen con el cinturón de seguridad. Pero muchos niños odian ese momento en el que los suben, los colocan, los atan y los dejan mirando un respaldo gris y monótono. Algunos pueden gritar hasta quedar afónicos y destrozar la paciencia de sus padres. La pedagoga Nicola Schmidt conoce muy bien el problema y da algunos consejos para evitar ese momento.
«El peor momento es cuando los niños tienen entre 10 meses y 3 años», explica la autora de un libro en alemán titulado «Educar sin maldecir». Para ella la solución está en encontrar un «compañerito de rutas». «Da igual si es un animal de peluche, el bombero Oscar o toda una tropa de rescatistas. Todos deberán viajar con cinturón de seguridad. La clave está en hacerse el generoso y decirle al niño ‘tú puedes colocarle el cinturón al osito'», explica Schmidt.
La clave de la estrategia consiste, por supuesto, en que en este caso el osito también quiera que el niño vaya con cinturón. «De ese modo uno tiene un aliado»·, explica la experta en educación. La fresa del postre sería que pudiésemos decirle al niño que tiene permiso para colocarse él mismo el cinturón. «Ese paso lleva su tiempo, pero la regla es: perdiendo tiempo, ganamos tiempo», adelanta Nicola.
Otro truco es que todos suban al coche y hagan el juego del sin-sentido. ¡Nadie se coloca el cinturón! ¡Bajo ningún concepto! ¿Para qué, si no queremos irnos a ninguna parte? «Eso descomprime las situaciones y suele funcionar», asegura la pedagoga.