Desde el momento en que me dieron las llaves del Ferrari Portofino rojo que tenía delante de mí, enfrente del estadio Bernabéu y con las calles de Madrid a mi disposición, todo me parecía un error. No me sentía en absoluto calificado para formar parte de ese club tan exclusivo. Porque aunque de pequeño haya tenido todos los juguetes relacionados con la marca, quién representaba a Ferrari era el auténtico dios de las velocidades, Michael Schumacher.
Llevar un Ferrari es un privilegio poco común que siempre ha estado reservado para los pilotos de Fórmula Uno y los verdaderos símbolos de nuestra sociedad que desprenden éxito por cada poro de su piel y que llevan en su sangre el deseo de hacer arder las ruedas.
¿Quién soy yo? No soy nadie. Pero durante 48 horas, me uní a la camarilla de élite de Ferraristi: fanáticos propietarios de Ferrari cuyo reparto incluye el chef Gordon Ramsay, los legendarios músicos Jamiroquai y Eric Clapton, las estrellas mundiales del deporte David Beckham y Cristiano Ronaldo, o las poderosísimas Kim Kardashian y Kendall Jenner. Definitivamente no la multitud habitual.
Pero durante esas horas, tanto Madrid como el Portofino eran míos. El coche deslumbraba sus 600CV, tracción trasera, elegancia descomunal., diseño, historia y emoción. Sentía como mi vehículo se camuflaba en el paseo de las artes, pudiendo fácilmente ser el foco de atención entre Velázquez, Goya y Picasso. De hecho, aun habiendo tenido las otras tres plazas disponibles ese día… jamás hubiera metido otra persona en esa maravilla. Era mi momento.
Las rectas del Paseo de la Castellana, con todos sus semáforos en verde… Las dos míticas rotondas, abrazadas por las diosas que bendicen nuestro fútbol… El camino libre a la Sierra Norte… Y el sofisticado cruise por el barrio de Salamanca.
Realmente nada compara con conducir una leyenda como esta por nuestro Madrid de los Austrias. Porque ese día me sentí como si el dios de la automoción, junto con Enzo Ferrari, me hubiesen dado permiso de disfrutar la capital como jamás lo había hecho.
Da igual si eres un gato o si vienes a ver un partido en el Bernabéu o el Wanda Metropolitano, porque tienes las puertas abiertas tanto de un Ferrari como las de tus sueños.
Además, en Cochesylujo.com te lo podemos poner aún más interesante, permitiéndote el alquiler de ferraris en Madrid. No solo te podemos dar las llaves de un Portofino, sino también las de un 488 Spider, un F12 Berlinetta, un 458 Italia, un 812 Superfast, un California T o el espectacular 488 GTB. En un coche como estos, ni Madrid se hará discreta, ni tú tampoco. Así que haz como yo y conviértete en la nueva estrella de las calles de la capital.