(dpa) – Hay películas en las que los coches son los protagonistas. Sin ellos, las persecuciones cinematográficas no estarían tan llenas de acción y suspenso. A veces, estas apariciones también redundan en beneficio de los coches: los modelos en los que se basan pasan a ser de culto y suben de precio.
Sin embargo, no siempre es así. «Depende», señala Marius Brune, experto de Classic Data, una empresa alemana dedicada a la evaluación y observación de coches clásicos.
Brune explica que, si los coches de la película están cubiertos de tal manera que el modelo original no es reconocible, el efecto puede ser nulo. En la comedia estadounidense «Dos tontos muy tontos», por ejemplo, «actuó» un Ford Ecoline oculto bajo un disfraz de perro.
El experto añade que, por otro lado, puede suceder que automóviles que hasta ese momento habían sido pasados por alto se revaloricen después de haber aparecido en películas de éxito.
Sin embargo, los coches originales de las películas no suelen estar a la venta o se subastan a precios millonarios, si es que aún existen.
Uno de los coches de policía más famosos de la historia del cine es un Dodge Monaco desechado que participó en la comedia de culto «The Blues Brothers», de 1980.
Con muchas escenas de persecución a alta velocidad y saltos sobre lagos y puentes, muchos de los coches utilizados en la película no sobrevivieron al rodaje.
Según Classic Data, el único original de la película que se conserva está en manos de una empresa de eventos en la ciudad estadounidense de Chicago; una réplica del mismo se encuentra en Dallas, en el complejo de restaurantes y salas de conciertos «House of Blues».
Como modelo de serie, un Dodge Monaco de 1974 (177 kW/241 CV) vale unos 14.000 euros (aproximadamente 17.000 dólares estadounidenses).
«The Car» es el nombre original de la película de serie B «El asesino invisible», de 1977. En esta, un Continental Mark III asumió el papel de protagonista mortífero: en un pueblo desértico del estado de Utah (Estados Unidos), la misteriosa berlina negra, dotada de vida propia, atropella a la gente al azar hasta que finalmente es abatida en una explosión.
Mientras que el Continental de la película «The Car» fue caracterizado y diseñado como poseído por el diablo, el ejemplar que rodó en la película de suspenso «Contacto en Francia», filmada en 1971 con Gene Hackman como protagonista, estaba menos maquillado.
El modelo de producción de un Continental Mark III Coupé (268 kW/365 CV), construido entre 1969 y 1971, tiene un valor de mercado de 18.600 euros (aproximadamente 22.500 dólares estadounidenses).
En la película «Bullitt», de 1968, el coche solo juega un papel secundario. Se trata del automóvil que conduce el policía Frank Bullitt, interpretado por Steve McQueen.
Sin embargo, en esta película hay diez minutos de rodaje que han pasado a la historia del cine como una de las persecuciones de coches más espectaculares.
Por las calles de San Francisco, Bullitt persigue al volante de su cupé Ford Mustang GT 390 a dos asesinos que conducen un coche no menos espectacular: un Dodge Charger, con el que acaban por estrellarse contra una gasolinera que luego explota.
Según la empresa Ford, durante el rodaje se utilizaron dos Ford Mustang idénticos: el «Jumper Car» para las escenas de salto y el «Hero Car» para los primeros planos con McQueen al volante.
El «Jumper Car» original reapareció en Baja California, México, a principios de 2017, informó la marca. El «Hero Car» original fue propiedad privada durante más de 40 años y cambió de manos a principios de 2020 en una subasta que tuvo lugar en Florida. El coche se vendió por 3,74 millones de dólares, convirtiéndose en el Mustang más caro del mundo.
El modelo de serie del Mustang GT Fastback S-Code (235 kW/320 CV), fabricado en 1967 y 1968, está valorado en 50.700 euros (aproximadamente 61.500 dólares estadounidenses).
Uno de los coches más famosos del cine fue un fracaso como coche de producción. El DeLorean Coupé, de la estadounidense DMC, con sus características puertas de ala de gaviota y su exterior de acero inoxidable sin pintar, fue un modelo que, quizás por ser demasiado futurista, apenas se vendió.
Para los productores de la trilogía «Regreso al futuro» (1985, 1989, 1990), sin embargo, este coche poco conocido era idóneo para sus planes.
El modelo de serie fue construido por John DeLorean, ex directivo de General Motors, y diseñado por el diseñador industrial italiano Giorgetto Giugiaro. El motor era un V6 con 132 CV, es decir, con prestaciones bastante modestas.
En la película, al motor de combustión se sumaba en la parte trasera un reactor nuclear que suministraba energía al «compensador de flujo» y convertía el coche en una máquina del tiempo. Con ella, Marty McFly (Michael J. Fox) y el Dr. Emmett L. Brown (Christopher Lloyd) viajaron a diferentes épocas.
Hoy en día, un DeLorean DMC-12 (97 kW/132 CV), construido en 1981 y 1982, vale unos 40.200 euros (aproximadamente 48.500 dólares estadounidenses).
Por Stefan Weissenborn (dpa)