Berlín, 26 feb (dpa) – Impulsada por la moda de la cerveza artesanal, la tradicional industria cervecera alemana continuó creciendo en 2017 hasta lograr una cifra récord de 1.492 empresas productoras de esta bebida, de acuerdo con datos publicados hoy por la Federación Alemana de Cerveceros (DBB).
Nunca antes, desde la reunificación del país en 1990, la potencia europea había contado con tantas cerveceras.
«El mercado de la cerveza en Alemania cada vez es más variado, a pesar de que está consolidado», declaró a dpa el director de la DBB, Holger Eichele.
En 2017, en Alemania se abrieron 82 fábricas de cerveza, más que en los ocho años anteriores en su conjunto. Este aumento se da en un momento en el que en el país se fundan pequeñas cerveceras especializadas en la producción de cantidades limitadas de cervezas aromáticas.
El incremento del número de fábricas de cerveza contrasta, sin embargo, con la caída imparable del consumo de esta bebida.
El pasado año, los cerveceros germanos vendieron un total de 93,5 millones de hectolitros de la tradicional «rubia», un 2,5 por ciento menos que en 2016.
Los malos resultados registrados se debieron tanto a la contracción de la facturación en el mercado doméstico como a la caída de ventas en el extranjero.
Pocas cosas despiertan tanto orgullo entre los alemanes como su querida cerveza, protegida por la ley de alimentación más antigua del mundo, la «Reinheitsgebot» (ley de pureza), una norma que desde 1516 fija los ingredientes que puede contener esta bebida para poder ser llamada cerveza en Alemania.
Hoy en día, la cerveza alemana se sigue produciendo en base a esta ley, que cuenta más de 500 años. A diferencia de las extranjeras, en la alemana no se pueden incluir aromas artificiales, encimas ni ningún tipo de conservante. Agua, lúpulo, malta y levadura siguen siendo los cuatro ingredientes naturales del único «alimento» alemán protegido por la Unión Europea como tradicional.