Chemnitz, 2 sep (dpa) – Tras una jornada de protestas antiinmigración y contramanifestaciones que movilizaron a más de 11.000 personas, la ciudad alemana de Chemnitz será el lunes escenario de un megaconcierto en repudio a los disturbios xenófobos desatados por la muerte de un hombre presuntamente a manos de dos refugiados.
La banda de culto alemana de punk rock Die Toten Hosen encabeza el cartel del concierto contra el racismo, la xenofobia y la violencia convocado bajo el lema «#wir sind mehr» (en alemán, nosotros somos más). Junto con el célebre grupo de Düsseldorf se subirán al escenario artistas de renombre como la formación berlinesa de hip-hop K.I.Z. y los raperos Marteria & Casper.
El eco en las redes sociales es tal que los organizadores han decidido trasladar el evento de la céntrica plaza con la conocida estatua del filósofo Karl Marx a un lugar con mayor capacidad no muy lejos de allí.
El sábado, las calles del centro de Chemnitz se poblaron de ultraderechistas que tratan de azuzar los ánimos en contra de los ciudadanos extranjeros, pero la ciudad también acogió una contramanifestación por la paz, aunque mucho menor.
En las protestas resultaron heridas 18 personas y se abrieron diligencias contra 37 personas por delitos de daño material, lesión corporal y resistencia a la autoridad, así como el uso de símbolos de organizaciones anticonstitucionales, comunicó la Policía.
La Policía corrigió los datos suministrados el sábado por la noche y señaló que unas 8.000 personas participaron en la llamada «marcha del silencio» convocada por el partido «Alternativa para Alemania» (AfD) y por el movimiento islamófobo Pegida.
De forma simultánea, unos 3.000 manifestantes se dieron cita en una plaza céntrica de esta ciudad del este de Alemania para abogar por una convivencia pacífica siguiendo la convocatoria de 70 organizaciones sociales, incluidos partidos políticos, iglesias y sindicatos.
El sábado, la Policía había cifrado el número de participantes en la marcha xenófoba en 4.500 y en 4.000 la cifra de los que acudieron a la concentración antifascista.
La marcha antiinmigración fue finalizada sin poder efectuar el recorrido previsto debido a que no podía avanzar por los intentos de bloqueo de los contramanifestantes. La Policía logró mantener separadas a las dos facciones con un operativo en el que desplegó a 1.800 agentes a pie y a caballo así como carros lanzaaguas.
Asimismo se supo que el mismo sábado fue atacado en Chemnitz un afgano de 20 años por cuatro enmascarados. El joven recibió heridas leves.
Un equipo de televisión de la emisora pública MDR fue agredido en una vivienda particular desde la que había tomado imágenes de las protestas. Un reportero resultó herido.
Además un grupo de adeptos del Partido Socialdemócrata fue asaltado por «nazis» cuando se dirigían a tomar un autobús, denunció el diputado Sören Bartol en la red Twitter. La Policía acudió rápidamente para escoltar al grupo.
«Estoy furioso. Mi grupo de Marburg acaba de ser arrinconado por nazis de camino al autobús. Todas las banderas del SPD fueron destruidas y algunos incluso fueron atacados físicamente», sostuvo Bartol.
Los manifestantes también destruyeron un poster a favor de la diversidad cultural colgado en el monumento a Karl Marx en la ciudad que llevó su nombre durante la era comunista.
Los episodios de Chemnitz han dado pie a un debate en Alemania sobre el coraje civil. El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, criticó la pasividad de muchos alemanes frente a las crecientes manifestaciones de xenofobia.
«Desgraciadamente, en nuestra sociedad se ha instalado una comodidad que debemos superar», dijo al dominical «Bild am Sonntag». «Tenemos que levantarnos del sofá y abrir la boca», demandó.
El detonante de las movilizaciones de extrema derecha fue la muerte de un ciudadano alemán ocurrida en la madrugada del 25 de agosto presuntamente a manos de dos migrantes. La Justicia dictó orden de detención contra un sirio de 23 años y contra un iraquí de 22 años, quienes presuntamente apuñalaron a la víctima tras una discusión.