Londres, 28 jun (dpa) – El ex tenista alemán Boris Becker se mostró aliviado por la cancelación de la subasta forzosa de sus objetos personales que iba a tener lugar hoy en Internet para saldar sus deudas con sus acreedores.
«Al fin buenas noticias», escribió Becker en Twitter junto a un comunicado de sus abogados en Londres. En él se explica que los administradores de insolvencia cedieron y pospusieron la subasta de sus trofeos, relojes e incluso calcetines hasta que se resuelva una petición de inmunidad diplomática emitida por el ex tenista.
Una parte de las piezas ofrecidas solo tenía valor emocional para Becker. Además, la subasta se había organizado para una fecha que coincidía con la celebración del torneo de Wimbledon, en el que Becker trabaja como comentarista de televisión. La venta habría herido su dignidad, argumentaron los abogados.
Becker fue declarado insolvente por un tribunal británico el año pasado. Según sus propios datos, el ex tenista debe 3,9 millones de euros (4,5 millones de dólares), aunque el principal acreedor reclama más del doble.
Los abogados de Becker están tratando de frenar el proceso de insolvencia apelando a la inmunidad diplomática después de que en abril nombraran al alemán agregado de deportes, cultura y asuntos humanitarios de la República Centroafricana. Pero varios políticos de alto rango del país africano negaron que Becker pueda solicitar la inmunidad.
El administrador de insolvencia de Becker, Mark Ford, defendió la subasta y teme ahora que con su demora la recaudación disminuya, según indicó hoy en un comunicado a través de la casa de subastas. Además destacó que la afirmación de Becker de que tiene inmunidad diplomática ha creado inseguridad entre los posibles compradores.
«Me alegro mucho de que se cancelara la subasta», indicó el ex tenista según el escrito de sus abogados. El alemán vuelve a sentirse motivado, pero se quejó por el «llamativo comportamiento» de los administradores de insolvencia.
Sus «amigos del mundo del deporte» quedaron horrorizados al ver que se iban a subastar sus calcetines. «Puede que también les gustara vender mi ropa interior», escribió.