(dpa) – El cielo lleva años zumbando. Drones de todos los tamaños sobrevuelan prados y bosques, a veces para disgusto de las personas que buscan descanso. Si bien es cierto que el funcionamiento de estas aeronaves no tripuladas se ha regulado ampliamente, los pequeños multirrotores de hasta 250 gramos pueden volarse sin licencia.
«Los modelos pequeños tienen el encanto de que apenas pesan en el equipaje y caben en una mochila para paseos y excursiones», afirma Christopher Rohe, de la Asociación Alemana de Aeromodelismo (DMFV). Sin embargo, las diferencias de calidad son enormes. «Cuanto más asequible es un modelo, menos funciones tiene», resume Rohe. «Estas restricciones empiezan con los modos de vuelo y terminan con la calidad de imagen», precisa.
Los modelos más económicos suelen tener cámaras pésimas, y las fotos solo sirven para documentar algún hecho. Además, suelen carecer de funciones prácticas como el retorno automático al punto de partida, es decir, al piloto, o el seguimiento automático de personas y objetos. Para muchas de estas funciones se necesita un módulo GPS, que a menudo no está incluido. Sin GPS ni funciones automáticas, dirigir el aparato también se convierte en un reto.
Según Robert Brandt, de la organización alemana de evaluación de productos y asesoramiento al consumidor Stiftung Warentest, si se quieren buenas funciones de vuelo y una buena cámara hay que gastar un poco más. Al valor de adquisición hay que agregar además los costes de las baterías de repuesto y los accesorios.
Para obtener fotos de alta calidad es esencial contar con un dispositivo estabilizador. «Este mantiene la cámara estable y garantiza imágenes sin vibraciones», explica Brandt. El experto añade que el tiempo de vuelo del dron es de unos 10 a 20 minutos, de modo que una batería de repuesto evita que se tenga que volver a casa después de unas pocas fotografías.
En cualquier caso, los minidrones son buenos para los primeros ejercicios de vuelo. Algunos son tan pequeños que caben en una mano, pero su diminuto tamaño hace que en el aire tengan algunos problemas. «El viento y los obstáculos suelen dificultar el vuelo de los más pequeños», aclara Brandt. Los drones más pesados no suelen ser tan susceptibles a las ráfagas de viento y otras adversidades. Quien no quiera tomarse la molestia de obtener una licencia de dron, tendrá que permanecer por debajo del límite de los 250 gramos.
En Europa, el funcionamiento de los vehículos aéreos no tripulados está regulado por una normativa de la Unión Europea. Según esta, el único requisito para los drones de esta denominada clase C0 es el registro del operador ante las autoridades del país en cuestión. La placa con el número de identificación debe estar fijada en la estructura del dron. En algunos países es obligatorio contar con un seguro. Quienes solo utilizan el dron de forma privada, suelen estar ya protegidos con un seguro contra terceros; muchas tarifas incluyen los drones.
Además, existen otras restricciones de funcionamiento. Por ejemplo, ni siquiera los drones pequeños pueden volar a más de 120 metros de altura ni despegar cerca de aeropuertos o sobre multitudes.
En los respectivos reglamentos se puede encontrar el nivel de multas por infracciones. En casos extremos, estas pueden llegar a varias decenas de miles de euros, por lo que se recomienda a quienes quieran volar su dron en vacaciones informarse exactamente de cuáles son las normas en el país en cuestión.
Christopher Rohe explica que, en lugares públicos, el uso de drones suele fracasar debido a las normas de distancia a las aglomeraciones. Por ese motivo, hacerse filmar o fotografiar delante de un monumento o en una playa abarrotada de gente durante las vacaciones no es realmente una opción.
Y la fotografía de espacios naturales no es posible sin más. Las reservas naturales son tabú y, salvo algunas excepciones, hay que mantener una distancia de 100 metros de las carreteras principales, las vías férreas y los ríos con tráfico.
Sin embargo, los campos de aplicación de los drones pequeños son amplios. «Desde bellas fotos aéreas a secuencias cortas de vídeo, pasando por vuelos de documentación e inspección en áreas técnicas», muchas cosas son posibles, afirma May, experto en drones. «Por ejemplo, si se quiere inspeccionar visualmente un tejado de difícil acceso», especifica.
Entre los fabricantes de drones más conocidos figuran Autel Robotics, DJI, Hubsan y Ryze Robotics. Para los más manitas existen kits y muchas instrucciones en Internet para construir su propio dron. «Realmente no es mucho lo que se ahorra con esta opción», acota Rohe, y aclara que se trata más bien de una alternativa para los entusiastas del bricolaje. El requisito de aquellos que decidan construir un dron casero es tener conocimientos básicos de mecánica, electrónica y tecnología informática.
Por Julia Ruhnau (dpa)