Berlín, 11 dic (dpa) – Las aspiraciones del socialdemócrata Sigmar Gabriel de suceder a la democristiana Angela Merkel en la jefatura del Gobierno de Alemania sufrieron hoy un serio revés al caer su respaldo dentro del propio partido.
Gabriel fue reelegido hoy en la presidencia del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) con un 74,3 por ciento de los votos de los casi 600 delegados reunidos en Berlín.
La cifra es la peor obtenida por el político desde que asumió la presidencia del SPD en 2009.
En su última reelección, en 2013, el socialdemócrata había reunido el apoyo de un 83,6 por ciento, un nivel también considerado modesto. Los líderes de los partidos políticos de Alemania suelen ser confirmados en el cargo con cifras en torno al 90 por ciento.
Gabriel aceptó el resultado y reconoció que para algunos de sus correligionarios su política no es suficientemente de izquierda. «Pero una mayoría de tres cuartos ha decidido hacia dónde vamos y así lo haremos».
Previamente a la votación, el vicecanciller alemán y titular de Economía reafirmó la intención de salir victorioso en las elecciones generales de 2017 pese los bajos niveles de popularidad de su agrupación, socia menor de los conservadores de Merkel en el Gobierno germano.
«Queremos volver a gobernar a Alemania y no solamente formar parte del Gobierno. Naturalmente que queremos hacerlo desde la cancillería (sede de gobierno). ¿Desde dónde si no?», dijo Gabriel ante los delegados a un congreso del partido en Berlín.
Gabriel afirmó que las mayorías electorales se están moviendo en Alemania y llamó a su agrupación a luchar por sus convicciones. «No se dejen volver locos por los sondeos».
El SPD languidece desde hace meses alrededor del 25 por ciento en la intención de voto. El partido no ha conseguido sacar provecho de la caída de la popularidad que sufren las Uniones Demócrata y Socialcristianas de Merkel como consecuencia de la política de apertura hacia los refugiados.
El político de 56 años encabeza desde 2009 el SPD, que lideró por última vez un gobierno alemán de 1998 a 2005 bajo el mando de Gerhard Schröder.
Gabriel criticó la política de refugiados de la canciller Merkel y de sus conservadores, que calificó de hipócrita. «Uno no puede dejar que lo aplaudan por la mañana por haber traído un millón de refugiados a Alemania y cada tarde presentar en las reuniones de la coalición nuevas propuestas de cómo tratarlos peor».
También fue muy duro con la política de austeridad defendida por Merkel en la crisis de la deuda europea, que, según sus palabras, fue una de las causas del ascenso del ultraderechista Frente Nacional en Francia. «Le advertí repetidas veces a Angela Merkel que no le dictase austeridad a Francia».
El Frente Nacional rozó el 30 por ciento de los votos en la primera ronda de las elecciones regionales francesas del domingo pasado para erigirse en primera fuerza de la mano de Marine le Pen. Si Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hubiesen escuchado, «la señora Le Pen no hubiera llegado tan lejos», sostuvo.
Gabriel reclamó un cambio de postura de Alemania. «Tenemos que cambiar de política en nuestra lucha contra los nacionalistas … La cuestión social es la verdadera dinamita que podría hacer volar la casa europea. El que cierre los ojos a esta realidad estará cavando la fosa de la UE».