Antes ser portador de VIH era una tragedia, pero en las últimas décadas la ciencia ha hecho grandes avances y ofrece modos de tratar esta enfermedad que nada tienen que ver con los de hace unos años.
Antes el paciente se levantaba, tomaba una pastilla roja a las 08:00, no podía comer durante dos horas, a las 10:30 ingería la siguiente y poco después la próxima. «Veinte años atrás la terapia para el VIH era un asunto sumamente complejo», recuerda Holger Wicht. Los pacientes debían respetar un cronograma muy estricto, hacer una dieta especial e ingerir muchos medicamentos por día que, además, traían efectos colaterales bastante molestos.
El gran cambio se dio en 1996, cuando se presentó una terapia combinada que permitió tratar la enfermedad con sólo una o dos pastillas por día. Por lo general, el virus se trata con una combinación de tres sustancias que suelen estar en una única pastilla.
Pero ¿qué significa VIH? Escuchamos hablar mil veces del virus pero no todos saben qué se esconde detrás de esas siglas. El «virus de inmunodeficiencia humano» se llama así porque, si no se lo trata, daña el sistema inmunológico a tal grado que la persona queda sin defensas. Llegado ese punto, se dice que el paciente tiene Sida, siglas de «síndrome de inmuno deficiencia adquirida».
«Pero si el paciente se atiene a la terapia, el virus quedará inactivo prácticamente de por vida», explica la inmunóloga Susanne Usadel. Lo fundamental para poder actuar es detectar el virus en una etapa temprana, que el paciente acuda con regularidad al médico y que respete todas las pautas que se le indiquen. Cumpliendo con estos tres fundamentos, hoy ya no se corre mucho peligro de enfermar de Sida.
Por supuesto, los deseos que tiene una persona con VIH son los mismos que los de cualquier otro. Usadel trabaja con pacientes que muchas veces expresan sus dudas sobre la posibilidad de tener hijos, pero «una mujer con VIH que quiere quedar embarazada no tiene que hacer nada distinto a una mujer que no tenga el virus», explica la especialista.
Lo importante es que los medicamentos mantengan el virus por debajo de cierto nivel durante al menos seis meses. Una vez pasado ese lapso, la paciente puede dejar de utilizar métodos anticonceptivos. De quedar embarazada, el riesgo de transmitirle el virus al feto es prácticamente nulo.
Pese a esta realidad, Usadel nota que a muchas mujeres les cuesta tratar este tema porque en la sociedad siguen existiendo muchos prejuicios, sobre todo cuando es una mujer la que tiene el virus.
Tanto más importante es que el tema se trate abiertamente, ya sea en grupos de autoayuda en donde los pacientes encontrarán respaldo, como en los círculos familiares y de amigos. Eso ayuda muchísimo a que la enfermedad deje de ser un tabú que hace sentir al paciente excluido.
Además, si la infección de VIH se trata más abiertamente, se reducirán las chances de contagio, porque no son pocas las personas que ni saben que puede existir este estadio previo de la enfermedad o ni se les ocurre que podrían haber contraído el virus.
Ni bien uno tiene la mínima sospecha de que podría haberse contagiado, debe hacerse un análisis. Incluso es recomendable hacérselo en algún momento para estar seguro, tanto por uno como por los demás.
Por Ines Schipperges (dpa)