Berlín, 20 feb (dpa) – Española de padres argentinos, Bárbara Lennie aterrizó hoy en la Berlinale para presentar su último trabajo, «La enfermedad del domingo» del malagueño Ramón Salazar, donde interpreta a una hija abandonada que acude en busca de su madre, a la que da vida Susi Sánchez, con un objetivo oculto.
En entrevista con dpa, la ganadora de un Goya por «Magical Girl» habla sobre las madres que dejan a sus hijos, sobre el papel de la mujer y el debate en torno al #MeToo y sobre Argentina, un país en el que le encantaría volver a rodar, pero no instalarse, porque si bien le parece que los argentinos son geniales, «también están muy locos».
dpa: En el film interpretas a Chiara, una mujer de una gran carga emocional, ¿sigue suponiendo un desafío este tipo de personajes?
Lennie: Sí, son mujeres intensas. Mujeres complicadas en general. Pero sí que sigue siendo un reto, porque son diferentes. El material con el que trabajas es otro. Al margen de que tengan en común ese dramatismo, pero es otra película, otro universo (…) Creo que nunca había hecho un personaje que estuviera tan en contacto con el dolor y sí que supuso un reto.
dpa: La película muestra el reencuentro de una hija con su madre que la abandonó a los ocho años, ¿cómo ves ahora a las mujeres que abandonan a sus hijos? ¿y cómo ve la sociedad ese tabú de «las malas madres»?
Lennie: En una sociedad como la nuestra patriarcal es mucho más normal que se justifique o se entienda de otra manera la desaparición del padre. Pero la de la madre sigue siendo una cosa como incomprensible. A mí me ha ayudado a entender cómo pueden ser las motivaciones, cuáles pueden ser los resortes que hagan que una mujer decida irse y también las consecuencias que puede provocar. Es lo bonito de este oficio tan absurdo, que al final vas como bebiendo de las vidas de otros que te ayudan a entender la tuya.
dpa: Entonces, ¿una madre sigue siendo siempre una madre?
Lennie: Lamentablemente, sí. Bueno, lamentablemente y para bien. Es un vínculo que sí que creo que es bastante difícil de destruir y que aunque intentes destruirlo te persigue. Cuando es complicado el vínculo con tu madre, no queda otra que hacer un trabajo como de tratar de enfocarlo de frente, porque sí que creo que te constituye, que te vertebra, que tiene mucho que ver con tu identidad y que aunque quieras huir de ello, está, vuelve.
dpa: La Berlinale de este año está cargada de historias de mujeres, ¿cree que ha habido un cambio en la industria cinematográfica?
Lennie: Creo que en este festival en particular ha habido una decisión racional y premeditada de dar espacio a estas historias y me parece estupendo, necesario y lo aplaudo. Ojalá haya un cambio real que podamos ver y vivir y que no tengamos que esperar 150 años como unos estudios dicen para poder tener una igualdad más real, pero yo como parte de esto, hasta donde pueda, lo voy a intentar perseguir y defender. Quiero pensar que hay un reconocimiento real y que es un movimiento que va a llevar a cabo cambios. Ya poder estar hablando de ello me parece que es un cambio y que es un cambio a mejor.
dpa: ¿Ese cambio también se está experimentando en España?
Lennie: En España está habiendo como un inicio de conciencia de la necesidad del cambio y ése es el principio. Me parece que eso lo vamos a poder hablar con un poco más de perspectiva más adelante, pero sí que creo que entre todas, en todos los ámbitos, será posible.
dpa: ¿Es complicado encontrar papeles de mujeres interesantes?
Lennie: En los dos últimos años he tenido en ese sentido un gran privilegio. He podido hacer bastantes películas con protagonistas inteligentes, interesantes o no inteligentes, pero donde dices: «Ok, aquí hay material», y que tiene una identidad propia. Pero creo que no es fácil en absoluto.
dpa: Pero, ¿cómo podría ser ese cambio?
Lennie: Creo que entrando en los lugares de poder y decisión y también siendo uno muy perserverante. También somos nosotros responsables del cambio. De la escritura, del sacar adelante proyectos, del presentarlos, del ser insistente, de buscar la financiación dentro y fuera…creo que hay que militarlo hasta el final, porque a veces no hay otra.
dpa: La Berlinale reconoció haber retirado películas después de que estallara el movimiento #MeToo. ¿Qué opinas sobre este debate y sobre el debate de si se puede separar la obra artística del artista?
Lennie: Es un debate complejo. El debate de si se puede separar la obra artística no es un debate nuevo. Nos ha pasado con artistas desde Picasso y las mujeres, Sartre, creo que es una cosa que tiene que ver con la historia del arte y de la cultura. Es realmente delicado. Creo que es necesario hacer público, condenar, ser contundente en las respuestas ante abusos de poder a cualquier nivel. Y a la vez creo que hay que tener cuidado para no hacer una caza de brujas. Es muy delicada la línea. También llevarte por delante a gente muy valiosa en lo artístico también puede llegar a empobrecer.
dpa: Tras su experiencia de rodar «Una especie de familia» de Diego Lerman en Argentina, el país de sus padres, ¿ha pensado volver a embarcarse en un proyecto en ese país?
Lennie: ¿En Argentina? Sí, sí, por supuesto. Me encantaría, pero por ahora las cosas que han llegado no han cuadrado por una historia o por otra. Y me encantaría, pero también tengo claro que no me gustaría instalarme ahí. No es un país donde ahora mismo me veo vivendo.
dpa: ¿Por qué?
Lennie: Porque tiene una idiosincrasia, porque tiene una forma de entender el cotidiano que me resulta bastante ajena. Me he acostumbrado como a otros códigos y a otras realidades y de repente me parece que son geniales, pero también están muy locos (se ríe) Y tengo a mi familia ahí y todo (continúa entre risas), pero dices «ostias, colega, ¿cómo hacéis con todo esto?»
BÁRBARA LENNIE (Madrid, 1984) se dio a conocer con «Obaba», por la que recibió su primera de cuatro nominaciones a los Goya. Se lo llevó en 2014 por la perturbadora «Magical Girl». Su carrera se reparte entre el cine («Todas las canciones hablan de mí», «María y los demás»), el teatro («Misántropo», «La función por hacer») y la televisión («Amar en tiempos revueltos»).
Por Almudena de Cabo (dpa)