Bakú, 17 jun (dpa) – El Gran Premio de Europa, que se correrá por primera vez este domingo en el circuito de Bakú, no solo pondrá el foco en la pelea entre los pilotos Lewis Hamilton y Nico Rosberg, sino también en la situación de los derechos humanos en Azerbaiyán.
«¿Si solo debemos ir a países en los que no hay corrupción, cuántos países quedan?», se defendió ayer el jefe de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone.
«Si alguien me puede decir con exactitud lo que incluye el término derechos humanos, lo analizaremos», señaló poco antes de la octava de las 21 carreras de la temporada de la máxima categoría del automovilismo, donde el británico Hamilton intentará seguir acortando a su compañero alemán de Mercedes.
La situación en Azerbaiyán no parece descolocar a ambos pilotos, que tienen puestas todas sus energías en la próxima carrera. Tras celebrar el domingo en Canadá su segunda victoria consecutiva en el campeonato, Hamilton suma 107 puntos, frente a los 116 del líder Rosberg.
«Tras las primeras cinco carreras nunca hubiese pensado que iba a competir otra vez tan rápido por el título», dijo Hamilton. «Pero nuestros fines de semana funcionan cada vez mejor y mostramos una verdadera unidad», aseguró el vigente campeón, quien además aseguró que «nunca dudó de sus habilidades».
Pero también Rosberg se pronunció y volvió a manifestar su intención de ir por el campeonato pese a las debacles de las pasadas dos carreras.
«Quiero ganar el título mundial, no sólo acabar segundo», anunció el alemán. Tras Canadá, sin embargo, el líder del campeonato está bajo presión. El jefe del consejo de vigilancia del equipo, el ex piloto Niki Lauda, lo dijo claramente: «No hay ninguna duda. Ahora Nico tiene que ganar en Bakú».
Pero también el alemán Sebastian Vettel está nuevamente en carrera. Con 78 puntos, el piloto de Ferrari y cuatro veces campeón mundial, ya escaló a la tercera plaza. Además completan los primeros puestos el australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), con 72 unidades, y el finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari) con 69.
Ecclestone, de 85 años, quien debió responder ayer a cuestionamientos de organismos internacionales sobre la violación sistemática de los derechos humanos en Azerbaiyán, elogió la organización de la carrera durante un encuentro con el jefe de Estado, Ilham Aliyev.
Bakú es «una buena ciudad» para la Fórmula 1, aseguró Ecclestone, que resaltó el circuito urbano completamente nuevo, con una serie de curvas lentas y rectas largas, donde los pilotos llegan a alcanzar una velocidad de hasta 340 kilómetros por hora.
Según el contrato, el país islámico en el mar Caspio albergará el Gran Premio de Fórmula 1 por diez años. Para el Gobierno autoritario de Aliyev es la primera cita de una serie de eventos para promocionar el país.
El próximo acontecimiento deportivo será el 26 de marzo de 2017 cuando Ayerbaiyán se mida contra Alemania por la clasificación para el Mundial de fútbol de Rusia 2018. Además Bakú aún sueña con albergar unos Juegos Olímpicos.
«Queremos mostrar la belleza de Bakú y el desarrollo de nuestro país», afirmó el mandatario y agregó que el Gran Premio de Europa es una buena posibilidad de incrementar el turismo.
Por su parte, muchos residentes de Bakú critican los obstáculos y las extremas medidas de seguridad para la carrera, ya que el Gran Premio se llevará a cabo en un circuito urbano. El Gobierno dispuso de unos 3.000 agentes de seguridad.
Organismos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) instaron a los organizadores del Gran Premio a hablar con el presidente Aliyev sobre el tema de los derechos humanos en el país.
Según la organización Reporteros sin Fronteras el país figura en el listado de libertad de prensa en el puesto 163 de 180 países.
Los opositores al régimen denuncian una restricción cada vez mayor de los derechos democráticos, algo que sin embrago rechaza el Gobierno en Bakú.
Recientemente, una delegación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo recordó a Aliyev que su país, como miembro de la institución, debe comprometerse con los derechos humanos en el país y expusieron los casos de los activistas Leyla y Arif Yunus, así como también de la periodista Khadija Ismayilova.
Los tres fueron condenados a largas penas de prisión tras procesos muy polémicos y liberados luego tras una fuerte presión internacional.
Los expertos temen que después del Gran Premio de Europa aumente nuevamente la represión.
Wolfgang Jung y Claas Hennig