(dpa) – Austria se prepara para celebrar en 2023 el 150 aniversario de la Exposición Universal de Viena, el gran evento en el que harán foco varios museos locales.
La conmemoración no sorprende, porque la Exposición Universal de 1873 fue el hito que convirtió a la ciudad en una metrópolis mundial por aquel entonces.
Todo comenzará en el Weltmuseum Wien, el museo etnográfico de Viena, que alberga algunas de las colecciones más importantes de culturas no europeas.
A partir de enero, dicho museo pondrá en marcha un sistema especial para guiar a los visitantes por las salas en el espíritu de la Exposición Universal. También habrá visitas guiadas especiales y un folleto especial.
Dos de sus salas de exposición estarán dedicadas a la feria, que versó sobre Japón y la apertura del Cercano Oriente, del Oriente Medio y del Extremo Oriente a Europa.
Según la Oficina de Turismo de Viena, la feria fue la primera en la que participó Japón, y la primera en la que hubo contribuciones notables de Marruecos, Egipto, Túnez, el Imperio Otomano y Persia.
Otros museos vieneses ofrecerán exhibiciones especiales a lo largo del año. El Museo de Tecnología de Viena lanzará en mayo la muestra «Mujeres en el trabajo», que explorará el Pabellón de la Mujer, un elemento especial de la Exposición Universal de Viena que por primera vez dio a los entornos laborales femeninos un espacio propio en una Exposición Universal.
Más tarde, en junio, el MAK – Museo de Artes Aplicadas rendirá homenaje a J. & L. Lobmeyr, un tradicional cristalero vienés y fabricante especializado en lámparas de araña que formó parte de la Exposición Universal de Viena de 1873.
En aquella época, además de situar a Viena en el mapa, la feria supuso un nuevo impulso para la ciudad en un momento de rápido crecimiento.
En ella se sentaron las bases de las infraestructuras que aún hoy contribuyen al alto nivel de vida de la ciudad. Comenzó con la construcción de vías clave, hasta las tuberías que traían el agua de los Alpes a los vieneses, todo un avance técnico en la época.
Asimismo, en Viena se construyeron seis nuevas estaciones y líneas de ferrocarril que contribuyeron a convertir la ciudad en un centro neurálgico del transporte ferroviario centroeuropeo.
En aquella época surgieron algunos de los hoteles más históricos de la ciudad, desde el Imperial hasta el Palais Hansen Kempinski, junto a restaurantes y cafés como el Landtmann, a lo largo del bulevar Ringstrasse.
La feria fue también el punto de partida para que Viena se convirtiera cada vez más en sede de congresos internacionales.