(dpa) – En algunos ordenadores portátiles basta tener abiertas unas cuantas ventanas en el navegador para poner en marcha el ruidoso ventilador interno. Otras funcionan sin ventilador, pero a cambio están muy limitadas en el rendimiento. La nueva Macbook Pro de Apple acaba con esta situación que hasta ahora era constante en los laptops.
Eso se debe el recientemente desarrollado procesador M1 con arquitectura ARM, con el que Apple da la espalda al que fue su proveedor hasta ahora, Intel.
El fabricante ofrece tres computadoras diferentes con el chip M1: MacBook Air, Mac Mini y la nueva MacBook Pro, puesta a prueba para esta nota. La empresa también llama a esta nueva generación de chips de desarrollo propio Apple Silicon.
El nuevo procesador M1 se basa en los chips A14 de Apple, que están en el iPhone más actual. Estrictamente el M1 no es solo un chip, sino un llamado system-on-a-chip (SoC), porque en la carcasa no está el procesador principal (CPU) con ocho núcleos.
Cuatro de ellos son los encargados de las tareas de alto rendimiento, los otros cuatro resuelven las que no necesitan tanta energía.
Ahorrador como un chip de smartphone
Sobre el SoC se encuentran además una unidad gráfica también de ocho núcleos (GPU), un «neural engine» para aprendizaje mecánico (16 núcleos) así como una memoria vinculada directamente.
Con este concepto Apple se despide de la arquitectura x86, que domina el mercado de PCs desde hace décadas. Como en casi todos los smartphones, ahora se aplica la llamada arquitectura ARM, que es considerada sobre todo muy eficiente en cuanto al consumo de energía.
Si se compara a la MacBook Pro con las laptops del mundo Windows, no hay que confiarse del todo en las declaraciones que se hicieron en la presentación del M1. Apple afirmó entonces que las nuevas MacBooks son en su procesador tres veces y media más rápidas.
En cuanto a la gráfica, aseguró que eran seis veces más rápidas. Y en las aplicaciones KI incluso quince veces más veloces.
Pero hay que decir que el presidente de Apple, Tim Cook, y sus colegas eligieron candidatos un poco flojos del universo Intel para la comparación.
Pero también con computadoras Intel bien equipadas puede verse el resultado: en ese sentido una MacBook con M1 se ubica en la misma clase que los nuevos procesadores móviles Core-i7 de Intel (Tiger Lake), que consumen claramente más energía y se calientan mucho más.
Tampoco una MacBook Pro rápida (2019) con chip Intel puede competir en la prueba comparativa de marca Geekbench 5 con el nuevo modelo M1 de Mac. La nueva MacBook Pro supera al modelo anterior tanto en el single-core-score como en el multi-core-score en el doble.
Velocidad de vértigo
En el test práctico llama la atención: por una parte, las aplicaciones como el navegador de Apple, Safari, que ya está completamente adaptado al nuevo sistema, tienen velocidad de vértigo. La MacBook Pro no solo produce resultados extraordinarios en el análisis comparativo, sino también en la práctica.
Eso vale también para aplicaciones que no son de Apple pero ya fueron optimizadas para el nuevo hardware, por ejemplo, el programa gráfico Pixelmator Pro 2.0.
La segunda sorpresa: Programas como el Creative Cloud de Adobe (Photoshop, Premiere Pro y otros), que aun fueron escritos para x86, muchas veces van tan rápido como en una MacBook Pro actual de la era Intel.
Eso lo hace posible Rosetta 2, un sistema en tiempo de ejecución, que traduce el código de programación de una aplicación de Intel en su primera apertura al código ARM y luego la deja en la computadora. El entorno toma su nombre de la piedra de Rosetta, uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia.
Esa piedra proveyó la clave para descifrar las escrituras egipcias. Sobre la piedra había grabados tres textos en diferentes escrituras: en jeroglíficos, en demótico y en griego. La moderna variante de Rosetta ofrece una traducción binaria dinámica del código x86 al ARM.
Con Rosetta funciona
Rosetta 2 también hace funcionar clásicos como el Word de Microsoft. Para iniciarlo pasan apenas diez segundos. Luego pasan apenas cinco segundos para que el programa de Office esté listo para usar.
También juegos como «Rise of the Tomb» o «Batman Arkham City» de Steam funcionaron bien con Rosetta 2, incluso algo más rápido que las ediciones nativas en la altamente equipada Intel-Mac del año 2019. Solo una versión más vieja de un software VPN de Cisco se negó durante la prueba a establecer un túnel encriptado.
Otra revelación: incluso en el entorno Rosetta la nueva MacBook con M1 puede cumplir tan bien las tareas que el dispositivo nunca se pone tibio ni caliente. En esta prueba, el ventilador se encendió una sola vez, cuando funcionaban a la vez varios test comparativos, Google Chrome estaba abierto con 25 pestañas y al mismo tiempo se procesaba un vídeo de 4K en el Final Cut Pro.
En un test de duración con el brillo al máximo la MacBook Pro duró casi diez horas. Con el brillo reducido, la batería alcanzó incluso casi 28 horas. Los tiempos en los que uno se preguntaba si una computadora iba a aguantar todo un día de trabajo sin conexión a la red eléctrica quedaron atrás con el nuevo chip M1.
Apps de iOS en la Macbook
Junto a los programas nativos de M1 y las aplicaciones para las Macs con Intel, los usuarios de la nueva generación de Macs pueden alegrarse porque también podrán usar algunos programas de iOS como el popular reproductor de podcast Overcast. Claro que hay algunas limitaciones. Por un lado, no todas las apps de iOS funcionan en las Macs con M1, porque, por ejemplo, necesitan hardware como GPS.
Además, los desarrolladores mismos pueden decidir qué apps pueden funcionar también en las Macs. En el caso de apps como Amazon Prime Video, Netflix, Disney+, Facebook y Snapchat, parece ser que los desarrolladores decidieron vetar esta posibilidad.
Por otra parte, aun no pueden determinarse libremente los tamaños de las ventanas de las apps de iOS, pero eso cambiará con la actualización, según se anunció.
Un entorno como Boot Camp, en el que el sistema operativo de Microsoft Windows funciona como nativo, ya no existe con esta nueva arquitectura de chip. Fabricantes como Vmware y Parallels anunciaron virtualizadores a nivel de software. Pero todavía no es posible conseguirlos.
La nueva MacBook Pro con M1 deja una impresión ampliamente satisfactoria en la prueba: eso ocurre pocas veces. Al contrario a muchas otras innovaciones, tampoco se tiene la sensación de estar oficiando de involuntario testeador de una versión beta. El nuevo concepto M1 se ve maduro, a pesar de ser completamente nuevo.
La webcam no convence del todo
Si se quiere buscar la quinta pata al gato, hay tres cosas que se pueden mencionar. Por un lado, Apple renunció a una cámara mejor para Facetime, Zoom, Microsoft Teams y demás apliaciones para videoconferencias.
La cámara incorporada ofrece una resolución de solo 720 pe (1280 x 720 píxels) en vez de Full HD (1920 x 1080). El sistema M1 optimiza un poco la imagen, pero no se vuelve completamente nítida. Para ello, hay que conectar una cámara externa.
La segunda objeción tiene que ver con el sistema. Dado que la memoria está incluida en el M1-SoC, no se puede añadir nada posteriormente. Ocho Gigabyte (GB) de memoria son el estándar. Si uno quiere 16 GB, el precio se encarece bastante.
Además, Apple ahorró con los puertos: dos puertos Thunderbolt (USB-C) y una conexión para auriculares pueden ser pocos para un usuario ambicioso. Claro que siempre se puede recurrir a una docking station.
Conclusión: Apple logró un golpe espectacular, cuidadosamente preparado, con su salto a los procesadores ARM, que generará mucho movimiento en el mercado de PCs. Solo queda esperar con entusiasmo las nuevas iMacs y otros modelos de laptop con el chip M1.
Por Christoph Dernbach (dpa)