Asunción, 13 nov (dpa) – La abogada argentina Laura Casuso, que defendía a dos narcotraficantes brasileños, murió hoy en la madrugada local después de ser atacada a balazos, confirmó Hugo Goncalvez, director del Hospital Regional de la ciudad de Pedro Juan Caballero.
La mujer, de 54 años, recibió al menos diez impactos de bala cuando fue atacada, presuntamente por sicarios que viajaban en una camioneta negra, encontrada poco después por la Policía.
El atentado está siendo investigado por la Policía y la Justicia local, pero el ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Arnaldo Giuzzio, anticipó que se trataría de un ajuste de cuentas.
La abogada Casuso era representante legal del brasileño Jarvis Chimenes Pavão, extraditado a Brasil a fines de diciembre, y también de Marcelo Pinheiro Vega, supuesto jefe del grupo criminal Comando Vermelho (Comando Rojo), que surgió en Río de Janeiro en 1969 y extendió sus operaciones a Paraguay.
«Es el riesgo que corre la mayoría de los profesionales que defienden causas como la abogada Casuso», comentó Guizzio.
El comandante de la Policía Nacional de Paraguay, Bartolomé Báez, negó versiones sobre la presunta participación de uniformados en el atentado contra la abogada argentina, como parte de una puja interna.
«La Comandancia va a ejecutar lo que corresponde en derecho, no será complice de ningún personal», dijo el jefe policial en rueda de prensa, y agregó que «todas las denuncias que reciban contra cualquier agente serán analizadas por Asuntos Internos y si amerita, se pondrá a consideración de la Fiscalía y la Dirección General de Justicia Policial».
En declaraciones formuladas al diario «ABC» de Asunción, el fiscal Javier Ibarra, ex viceministro de Seguridad Interna, denunció que «hay una puja de poder enorme, por el control» del mercado de las drogas.
«Esto hace rato viene pasando, no es de ahora. Mucha gente ha de estar muy preocupada y cada uno sabe dónde le aprieta el zapato», agregó Ibarra.
La ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero está ubicada a 450 kilómetros al norte de Asunción, la capital del país, es frontera terrestre con Brasil y es señalada como una de las bases de grupos criminales, locales e internacionales dedicados al tráfico de drogas y de armas.