Buenos Aires, 25 jun (dpa) – Una huelga general llevada a cabo hoy por la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical de Argentina, paralizó la actividad del país en rechazo a la política económica del presidente, Mauricio Macri.
La medida de protesta fue «contundente» y tuvo un «altísimo nivel» de adhesión, dijeron los principales dirigentes de la CGT, que reclamaron a Macri un cambio en el plan económico de su Gobierno para no llevar «al desastre al pueblo argentino».
«El paro (huelga) no contribuye a nada. No suma», expresó Macri en una entrevista concedida al diario «El Eco» de Tandil, su ciudad natal, situada a unos 300 kilómetros al sur de Buenos Aires.
La huelga, la tercera declarada por la CGT a Macri desde que es presidente, había sido decidida el 12 de junio en reclamo de un alza de los salarios frente al aumento de la inflación y las tarifas de los servicios públicos, y en desacuerdo con el pacto que el Gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El convenio acordado con el FMI le permitió a Argentina acceder a un crédito a tres años de 50.000 millones de dólares para superar la crisis financiera que provocó la depreciación del peso frente al dólar estadounidense.
A cambio, Macri deberá llevar adelante una fuerte reducción fiscal. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció a los argentinos que el país afrontará «dos o tres meses difíciles».
Los argentinos apenas concurrieron hoy a sus lugares de trabajo, mientras que los comercios permanecieron cerrados en su mayoría.
La huelga paralizó los servicios de transporte de autobuses, metros, trenes, taxímetros, aviones y puertos. Además, afectó la venta de combustible, la actividad bancaria, la distribución de alimentos y el dictado de clases en las escuelas.
Militantes de partidos de izquierda participaron de un acto político en el Obelisco de Buenos Aires, un lugar de concentración para los argentinos, mientras que organizaciones sociales bloquearon el acceso de vehículos a la capital del país.
El Gobierno argentino se comprometió a convocar al diálogo a la CGT, pero el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que la huelga buscó «debilitar» a Macri.
La CGT convocó la huelga por 24 horas después de que fracasaran distintas negociaciones salariales.
Hasta mayo último, cuando el país comenzó a vivir una turbulencia financiera, Macri había planteado a los sindicatos un límite de aumento salarial del 15 por ciento.
Algunos de los gremios con mayor cantidad de afiliados lo aceptaron, aunque luego exigieron una reapertura de las negociaciones por el alza constante de los precios de los productos básicos que consume la población.
Según estima el Gobierno de Macri, la inflación rondará el 27 por ciento cuando finalice 2018, unos tres puntos porcentuales más que en 2017. La CGT mencionó hoy que desde diciembre de 2015 el aumento de los precios llegó a 95 por ciento.
«El Gobierno tiene que corregir su programa económico (porque) está llevando al desastre al pueblo argentino», opinó Juan Carlos Schmid, uno de los tres líderes de la CGT, en rueda de prensa.
Schmid destacó que si la CGT no recibe una respuesta positiva del Gobierno en la próxima semana quedará «en libertad de acción» para decidir otra medida de protesta.
«Con (la ex presidenta) Cristina (Fernández de Kirchner) comía todo el mundo, hoy hay gente que no come», comparó el poderoso jefe del sindicato de camioneros, Hugo Moyano, en una entrevista con el canal América TV.
La protesta tuvo el apoyo del sector de la Iglesia católica argentina que tiene mejor relación con el papa Francisco.
«La huelga es una herramienta que propone la doctrina social de la Iglesia cuando se dan situaciones de injusticias sociales», destacó monseñor Jorge Lugones, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (Cepas).
Por Gabriel Tuñez (dpa)