Berlín, 14 may (dpa) – Alemania debería invertir 600.000 millones de euros (647.000 millones de dólares) en los próximos diez años para mejorar sus infraestructuras y luchar contra el cambio climático, según un estudio publicado hoy.
Para ello, el director del Instituto de Macroeconomía e Investigaciones de Coyuntura (IMK), Sebastian Dullien, abogó por una reforma del freno de la deuda, el mecanismo que limita de forma legal el gasto público.
El estudio, realizado por la IMK en colaboración con el Instituto de Economía Alemana (IW), llega en medio de unas difíciles negociaciones en el seno del Gobierno alemán sobre el presupuesto federal de 2025.
En las mismas, el Partido Liberal (FDP) insiste ante sus socios socialdemócratas y verdes en que se respete el freno de la deuda, consagrado en la Constitución alemana y que solo permite una cantidad limitada de nueva deuda.
Dullien, cuya entidad se considera cercana a los sindicatos, defendió que hay que quitarse las «prejuicios ideológicos» ante el retraso de las inversiones. Se necesitan, añadió, medidas audaces y decisivas.
Por su parte, el director de IW, Michael Hüther, consideró que Alemania se enfrenta a un enorme reto a la hora de renovar y modernizar sus infraestructuras y lograr una transformación climáticamente neutra. «Realmente tenemos que tomar medidas», dijo.
En el estudio, los expertos calculan en unos 200.000 millones de euros la inversión pública necesaria en los próximos diez años a destinar en protección del clima, por ejemplo para la renovación energética de edificios o la ampliación de las redes de electricidad e hidrógeno.
Según ellos, otros 127.000 millones de euros deberían invertirse en vías de transporte, de los cuales unos 60.000 millones de euros irían a la modernización de la red ferroviaria.
Ambos institutos consideraron que, si bien la cantidad de 600.000 millones de euros parece enorme, en relación a la producción económica del país, es manejable. Agregaron que implicaría la necesidad de una financiación adicional de unos 60.000 millones de euros por año, lo que supone alrededor del 1,4 por ciento del producto interior bruto.
Como alternativas al freno de la deuda, los autores del estudio consideraron que este podría complementarse con una «regla de oro», que eximiría a las inversiones en infraestructura del límite actual de nuevas deudas.
También explicaron que otra posibilidad, quizás «políticamente más aceptable» sería un fondo de infraestructuras de gran volumen, similar al utilizado para modernizar a las Fuerzas Armadas con 100.000 millones de euros, y que quedaría fuera del freno de la deuda.