Kirchdorf (Alemania), 18 jul (dpa) – La región de Baviera, en el sur de Alemania, puso hoy en marcha unos polémicos controles por carretera en la frontera con Austria, tras librar una batalla con el Gobierno central en Berlín que cuestionaba que el «Land» contase con competencias para aplicar la medida.
Los controles, que se llevarán a cabo por la nueva Policía fronteriza bávara en diversos pasos limítrofes con el país vecino, complementarán a los que hasta ahora se venían realizando en tres entradas de autopistas.
«En colaboración con el Estado central, Baviera contribuye a que las fronteras y las zonas limítrofes sean más seguras», declaró hoy Markus Söder, dirigente de la próspera región de Baviera y destacado miembro de la Unión Cristianosocial (CSU), el partido hermano de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que dirige la canciller Angela Merkel.
Los controles, en los que participarán unos 500 agentes, comienzan tan solo unos días después de que el Ejecutivo de Merkel y el Gobierno regional llegaran a un acuerdo sobre las funciones que llevaría a cabo la Policía fronteriza, un cuerpo de reciente creación que fue recibido con escepticismo en Berlín.
Tras intensos debates, el Gobierno de Merkel accedió a que esta nueva Policía llevase a cabo controles en la frontera con Austria pero solo bajo autorización o a petición del Estado central, nunca de forma independiente.
En este sentido, se prohibió a las fuerzas de seguridad regionales rechazar o expulsar personas a Austria, porque se considera que el monitoreo de las fronteras es una tarea que compete exclusivamente al Gobierno central.
La medida se pone en marcha tan solo unas semanas después de que el líder de la CSU y también ministro del Interior germano, Horst Seehofer, diese un ultimátum a Merkel para endurecer su política migratoria que apunto estuvo de derribar al Gobierno de coalición en Berlín.
La Policía fronteriza se considera una especie de proyecto personal y una medida puramente cosmética del dirigente Söder, quien busca recuperar a marchas forzadas a sus tradicionales votantes a las puertas de enfrentarse en octubre al veredicto de las urnas.
En Baviera, el estado federado al que durante la crisis migratoria de 2015 llegó la mayoría del casi millón de refugiados que entró en el país, se registró en las pasadas elecciones generales de septiembre un meteórico ascenso del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), muy crítico con la migración.
La región del sur de Alemania ha estado gobernada, prácticamente de manera ininterrumpida, por la CSU desde finales de la Segunda Guerra Mundial.