(dpa) – El Gobierno alemán llevará a cabo hoy por primera vez una deportación colectiva de refugiados afganos a quienes las autoridades les han denegado su petición de asilo al entender que pueden regresar a su país de origen en condiciones de seguridad.
La información fue avanzada recientemente por el semanario alemán «Der Spiegel», que indicó que el Ejecutivo de Angela Merkel fletará hoy el primer vuelo chárter desde Fráncfort a Kabul con 50 refugiados afganos cuya petición para permanecer en el país europeo ha sido rechazada.
Los ciudadanos expulsados serán entregados en la capital afgana a las autoridades del país árabe para a continuación regresar a sus regiones de origen.
Desde el Ministerio del Interior alemán se ha insistido en los últimos tiempos en la necesidad de realizar dichas deportaciones en aras de enviar una señal a Afganistán que sirva para frenar la masiva llegada de peticionarios de asilo.
Se trata, en definitiva, de que entre la ciudadanía afgana cale la idea de que en Alemania no todos los refugiados reciben asilo y que no merece la pena arriesgar la vida en el Mar Mediterráneo emprendiendo una huida hacia Europa.
Hasta el momento, a pesar de haber emitido contra ellos una orden de expulsión, Alemania les había permitido a los ciudadanos afganos permanecer en el país de forma provisional debido a la situación de inseguridad que se vivía en sus zonas de origen.
De hecho, las únicas deportaciones de ciudadanos afganos que se han llevado a cabo en los últimos tiempos fueron de carácter voluntario, a diferencia de las que hoy se producen que son obligatorias.
El vuelo chárter que este miércoles despegará desde el aeropuerto de Fráncfort será el primero de una serie que Berlín tiene previsto fletar en los próximos meses. Para principios de enero, el Gobierno de Merkel planea que salga de Alemania un segundo avión con más expulsados.
En las últimas semanas se convocaron en la primera economía de Europa numerosas manifestaciones para protestar contra las deportaciones colectivas de ciudadanos afganos.
En Berlín, el pasado fin de semana unas 1.500 personas salieron a la calle para pedirle al Gobierno que paralice las expulsiones dada la situación de inseguridad que se vive en Afganistán.
Según denuncian diversas plataformas y organizaciones pro derechos humanos, los refugiados deportados regresarán a un país controlado parcialmente por talibanes en el que además reina una situación política caótica y donde podrán ser puestos a merced de caudillos militares o convertirse en víctimas de torturas y represión.
«Simplemente enviar a la gente a Kabul, dejarla allí y abandonarla a su suerte es irresponsable», señaló el gerente de la asociación Pro Asyl, Günter Burkhardt.
A pesar de las protestas, en Berlín defienden las deportaciones y, en este sentido, apuntan que existen zonas seguras como la ciudad de Masar-i-Sharif o la de Herat en las que los peticionarios de asilo podrían rehacer su vida con cierta normalidad.
Berlín además organiza diversos programas de formación y de reintegración de los afganos expulsados en su país de origen.