Düsseldorf, 13 feb (dpa) – Las autoridades alemanas lanzarán una nueva búsqueda de los últimos tres presuntos miembros del grupo terrorista de izquierdas Fracción del Ejército Rojo (RAF), que permanecen en la clandestinidad desde hace más de 30 años y se dice que viven de lo que roban.
Este miércoles, los investigadores policiales harán un nuevo intento de detener a los tres «pensionistas» de la organización que se disolvió en 1998, con la ayuda de los millones de telespectadores de un popular programa de la televisión pública en el que se buscan pistas de delitos.
Muchas de las pistas conducen al estado de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste alemán. En esa zona, los presuntos antiguos terroristas compraron al parecer tres coches de segunda mano, que luego utilizaron para sus delitos, según los investigadores.
Según informa el diario «Westfalen-Blatt», siempre recogían los coches después de la hora de cierre, posiblemente para que nadie se diera cuenta de que les colocaban matrículas robadas.
Se dice que cometieron robos a transportistas de caudales y efectivo en Duisburgo, Bochum y Essen, como sugieren los rastros de su ADN.
Se busca a Ernst-Volker Staub, de 69 años, Burkhard Garweg, de 55, y Daniela Klette, de 65. Los buscados viven supuestamente en la clandestinidad desde los años noventa y cometieron doce robos en Alemania entre 1999 y 2016.
Los tres son considerados parte de la tercera generación de la Fracción del Ejército Rojo. La tercera generación de la RAF está acusada de los asesinatos del entonces director general del Deutsche Bank, Alfred Herrhausen, y del presidente del fondo privatizador de empresas de la extinta Alemania socialista, Detlev Karsten Rohwedder, entre otros.
Rohwedder fue asesinado a tiros por la noche del 1 de abril de 1991 en su escritorio de su mansión de Düsseldorf, a orillas del Rin. Fue el último asesinato de la RAF y sigue oficialmente sin resolverse. Un cabello encontrado en la escena del crimen apunta al terrorista Wolfgang Grams, muerto en un tiroteo con fuerzas de seguridad en una estación de trenes en 1993.
Una reconstrucción reveló más tarde que el asesino estaba al acecho a 63 metros de distancia, en un huerto. Allí se encontró una carta en la que la RAF se adjudicaba la autoría, que los investigadores no tardaron en certificar como auténtica.
El fusil con el que se dispararon las balas había sido utilizado poco antes en el atentado de la RAF contra la embajada de Estados Unidos en Bonn. El comando asesino logró escapar pese a un gran operativo policial.
Sin embargo, no hay pruebas de que ninguno de los ahora buscados estuviera implicado. Están acusados de intento de asesinato en relación con los robos, no de asesinato.
La pregunta es si Staub, Garweg y Klette conocen quién participó en el asesinato de Rohwedder. «No dirán nada. Todos han guardado silencio hasta ahora, ninguno ha traicionado a los demás», predijo un investigador hace años.
Los restos de saliva en las colillas descubiertos en la escena del crimen revelaron que el fumador pertenecía al grupo sanguíneo A y, por tanto, no podía ser Grams.
En aquella época, la tecnología forense no era lo suficientemente avanzada como para realizar un perfil de ADN, y el material de rastreo se agotó.
La izquierdista Fracción del Ejército Rojo sacudió a Alemania con asesinatos, secuestros y atentados explosivos durante más de dos décadas.
Los terroristas causaron la muerte de 34 personas entre 1970 y principios de los 1990, incluidas personalidades de la vida empresarial y política alemana. Nueve asesinatos aún no han podido ser resueltos.
La RAF se conoció primero como grupo Baader-Meinhof, por los nombres de sus líderes Andreas Baader y Ulrike Meinhof. Un sector de los estudiantes que se manifestaban en las calles contra la sociedad de consumo y lo que consideraban un Estado represor se radicalizó tras la muerte del estudiante Benno Ohnesorg en una manifestación en junio de 1967 en Berlín y el atentado al dirigente estudiantil Rudi Dutschke en abril de 1968.
La RAF se consideraba una «vanguardia revolucionaria» de la lucha de clases y parte de la revolución mundial contra el imperialismo y el capitalismo. Tomó el nombre del Ejército Rojo de la Unión Soviética. Afirmaba ser una «guerrilla urbana» y se comparaba con los movimientos de liberación en el Tercer Mundo.
Por Frank Christiansen (dpa)