Múnich, 8 dic (dpa) – La presunta terrorista neonazi Beate Zschäpe romperá mañana su silencio después de más de dos años en el juicio abierto contra ella por una serie de asesinatos racistas, confirmó hoy su defensa.
La acusada se pronunciará así por primera vez sobre los hechos que se le imputan, pero contestará las preguntas más tarde y sólo por escrito, indicó su abogado Mathias Grasel.
Grasel solicitó al tribunal que le permitan responder las preguntas más tarde y por escrito. Una respuesta inmediata no será posible porque él deberá hablar primero con su defendida después de cada pregunta, explicó sobre un proceso iniciado en mayo de 2013.
La hija de una de las supuestas víctimas de la acusada rebajó las expectativas sobre la declaración y aseguró no tener grandes esperanzas ya que cree que «no se dirá la verdad».
«Como es natural, deseo que se esclarezca todo por completo, pero sé que eso no sucederá nunca», afirmó Gamze Kubasik, hija de Mehmet Kubasik, asesinado en Dortmund.
El abogado solicitó también al tribunal que tras la declaración de la principal acusada de una serie de crímenes racistas que sacudieron Alemania entre 2000 y 2007 se posponga el proceso hasta el jueves. «Creo que la carga después de la declaración será bastante grande», agregó. El podría así analizar las preguntas «el fin de semana» con Zschäpe y responderlas la semana siguiente, explicó.
De momento, el presidente del tribunal que entiende en la causa, Manfred Götzl, no se ha pronunciado al respecto de la solicitud y no está claro si lo aceptará. Por lo general existe el principio de oralidad en los procesos judiciales. Sin embargo, es posible que se permita responder por escrito a las preguntas, declaró una portavoz del tribunal. «Pero deberán ser leídas naturalmente en el proceso», agregó.
En un principio estaba prevista la declaración para el pasado 11 de noviembre, pero fue aplazada en el último momento después de que el presidente del tribunal interrumpiera el juicio debido a la solicitud de tres de los cuatro defensores de oficio de la ultraderechista de ser relevados de sus cargos.
Wolfgang Heer, Wolfgang Stahl y Anja Sturm habían sido designados para defender de oficio a Zschäpe pero se enteraron por los medios del anuncio del cuarto defensor, Mathias Grasel, de leer una declaración de la acusada. Esto provocó que solicitaran el relevo alegando que no era posible realizar una defensa a favor de su cliente.
Beate Zschäpe, de 40 años, es imputada por complicidad en el asesinato de nueve inmigrantes, la mayoría de origen turco, y una policía, en la que está considerada como la peor serie de crímenes de ultraderecha en el país desde el nazismo.
Se cree que es la única superviviente de la célula terrorista neonazi Resistencia Nacionalsocialista (NSU), sindicada como autora de los asesinatos, así como de varios atentados y robos a bancos. Los otros dos integrantes del grupo se suicidaron cuando eran buscados por la policía tras un robo.
Zschäpe no ha efectuado declaraciones desde que se entregó a las autoridades hace cuatro años. La neonazi se peleó con los defensores y exigió que fueran destituidos, pero los jueces denegaron el pedido y designaron a Grasel cuarto defensor. Grasel criticó la estrategia de sus colegas y no coopera con ellos.
El caso dejó al descubierto graves fallos por parte de la Policía y los servicios de inteligencia alemanes, que no tuvieron la mínima sospecha de una posible motivación racista y dirigieron las pesquisas hacia el entorno de las víctimas, suponiendo que eran ajustes de cuenta entre mafias extranjeras.