Moscú, 1 jul (dpa) – La maldición de España ante los anfitriones acumuló hoy un nuevo capítulo, después de que Rusia mandara a «La Roja» a casa al ganarle 4-3 en la definición por penales tras un empate 1-1 que dejó expuestos los problemas de definición del conjunto dirigido por Fernando Hierro.
Por más que era favorita ante Rusia, un dato estadístico disparaba las alarmas de España: la «Roja» nunca había podido vencer al anfitrión en un Mundial o una Eurocopa. Y ante Rusia no fue la excepción.
No fueron pocos los partidos. Con el encuentro de hoy, el seleccionado español se midió al conjunto local en diez grandes torneos y nunca pudo celebrar. En muchos de ellos, como el que le midió a Italia en 1934 o a Corea del Sur en 2002, sufrió arbitrajes cuanto menos polémicos. Pero la sequía de victorias no deja de ser un dato tremendamente llamativo tratándose de una potencia futbolística como España.
La «maldición» se remonta a los orígenes del fútbol y el Mundial de 1934, cuando España cayó en cuartos de final ante Italia en plena época del dictador Benito Mussolini. Tras empatar 1-1 en Florencia, se jugó una repetición del encuentro al día siguiente. España no pudo contar con hasta siete jugadores que cayeron lesionados producto del juego brusco italiano y la permisividad del árbitro (los locales tuvieron a su vez cuatro bajas). Y la «Azzurra» acabó venciendo 1-0 para avanzar rumbo a su primer título mundial.
No hubo ninguna polémica en el duelo que en 1950 enfrentó a la España de Guillermo Eizaguirre con Brasil en la fase final del Mundial: fue goleada por 6-1 de los sudamericanos. Días después, los locales acabarían cayendo con Uruguay en el célebre «Maracanazo».
El tercer antecedente mundialista está mucho más fresco en la mente de los hinchas españoles y del actual seleccionador, Fernando Hierro, quien sufrió en carne propia la caída ante Corea del Sur en 2002. Fue una sorprendente victoria por penales de los locales tras igualar 0-0 después de un encuentro marcado por varias polémicas.
«En 2002 teníamos muy cerca la clasificación a semifinales. Todos entendíamos que estábamos ante una gran posibilidad», recordó Hierro en una entrevista con dpa antes del comienzo del Mundial, cuando todavía era director deportivo de la Federación Española.
Pero lo que comenzó como una posibilidad de derribar el bloque de cemento de cuartos se transformó en pesadilla ante la aguerrida e indesmayable Corea del Sur que entonces entrenaba el holandés Guus Hiddink.
En España aún se recuerdan tres decisiones muy polémicas del árbitro egipcio Gamar Al Ghandour: un gol anulado a Rubén Baraja por una supuesta falta previa más que dudosa, otro tanto anulado de Fernando Morientes por un centro anterior de Joaquín que fue legal y un fuera de juego final que abortó un mano a mano.
«No ganamos porque no nos dejaron», se lamentaría el entonces seleccionador, José Antonio Camacho, consciente de la oportunidad perdida.
A las caídas en los Mundiales se suman los malos resultados en la Eurocopa. España cayó ante la Francia de Michel Platini en la final continental de 1984 (2-0) y cuatro años después quedó eliminada al perder con Alemania por el mismo marcador. En 1996, Inglaterra superó por penales a España en los cuartos de final tras un 0-0 y en 2004 fue Portugal el verdugo: los lusos ganaron 1-0 en la fase de grupos y marcaron la puerta de salida a sus vecinos.
El «mejor» resultado de España contra un anfitrión sucedió en 1980, cuando empató 0-0 con Italia en la Eurocopa. Fue la única vez que no acabó eliminada por el anfitrión, aunque ello ocurriría un par de partidos después en la misma primera ronda con las caídas ante Bélgica e Inglaterra.
Hoy hay que sumar a la lista a Rusia, que se impuso 4-3 en los penales gracias a las paradas de Igor Akinfeev a los disparos de Koke e Iago Aspas, tras el 1-1 final sellado por los tantos en contra de Sergey Ignashevich y el penal anotado por Artem Dzyuba.
El balance habla de diez encuentros, con cinco derrotas y cinco empates. Cuatro de esas igualdades acabaron sin embargo con eliminaciones en los penales o en el partido repetición. En total, España marcó tres goles y recibió 14 ante el anfitrión de un Mundial o una Eurocopa.
Como atenuante, cabe señalar que las caídas fueron siempre ante potencias mundiales, con la única excepción de Corea del Sur. Hoy se sumó un equipo ruso sin tantos pergaminos, pero que se hizo fuerte en casa y convirtió el estadio Luzhniki en una caldera.
Por Tomás Rudich (dpa)