París, 5 jun (dpa) – El cruce entre el alemán Alexander Zverev y el austríaco Dominic Thiem está llamado a convertirse en uno de los duelos estelares del futuro del tenis. Hoy tendrán un marco extraordinario, los cuartos de Roland Garros, para escribir un nuevo capítulo de esa rivalidad que está comenzando.
Recientemente se enfrentaron en la final de Madrid y hace dos años chocaron en la tercera ronda también en Roland Garros, pero el partido de hoy ofrece más alicientes.
Hay muchísimo en juego, porque Zverev, a sus 21 años, ya se ha liberado tras superar por primera vez la barrera de octavos en un Grand Slam. Thiem, que ya fue semifinalista los dos años pasados, quiere por su parte postularse definitivamente como gran rival del español Rafael Nadal en la arcilla parisina.
Hace dos años, los roles estaban invertidos: Zverev aún no tenía tres Masters 1000 y era Thiem, cuatro años mayor que el alemán, quien parecía liderar el relevo generacional en el circuito.
Al fin y al cabo, ese año ganó cuatro títulos, llegó a la semifinal de Roland Garros y escaló al séptimo lugar del ranking. Además, venció tres veces a Zverev, que tuvo que esperar unos meses más para derrotarlo por primera vez.
Pero la explosión del alemán, un año más tarde, fue más brutal: logró cuatro títulos, entre ellos dos Masters 1000. En el primero, en Roma, venció en la final al serbio Novak Djokovic. En el segundo, en Canadá, tumbó en el partido decisivo a Roger Federer. Ya era más que una promesa.
Hace tres semanas, en Madrid, Zverev sumó su tercer Masters 1000 justamente ante Thiem, que en los cuartos de final había batido a Nadal.
A París llegó con la cuenta pendiente de superar por primera vez los octavos de final de un grande, pero también ocupando el tercer lugar del ranking y como líder del escalafón anual. Hasta ahora, después tres partidos a cinco sets, el último ante el ruso Karen Khachanov, ya cumplió con lo primero.
«Es uno de los mejores jugadores en esta superficie, uno de los pocos que tienen una posibilidad ante Nadal», dijo Zverev sobre Thiem, que de su lado derrotó en cuatro sets al japonés Kei Nishikori.
«Espero igual un partido a cinco sets, y estaré preparado (para ello)», añadió Zverev, el primer alemán en cinco años que llega a los cuartos de final de la Porte d’Auteuil.
En este Roland Garros, Zverev disfruta los partidos largos, como si decidiera sacar lo mejor de sí al final tras ir en desventaja. En su camino a cuartos siempre estuvo 1-2 sets abajo, pero en cada partido mostró un portentoso estado de forma en el sprint final.
«Ahora ya nadie podrá decir nada», dijo en ese sentido el germano, quizá aliviado porque ya probó al mundo que también puede ganar a cinco sets.
Thiem, que jugó partidos menos largos hasta ahora, sabe que Zverev será un rival durísimo, acaso el test más complicado que podría encontrarse después de Nadal o el mismo Djokovic.
Por lo pronto, firma un soberbio torneo, con victorias sólidas ante Nishikori y, en las rondas previas, frente al esperanzador griego Stefanos Tsitsipas y ante el italiano Matteo Berrettini.
«Es un muy buen colega, es lindo verlo en los torneos», dice Thiem sobre Zverev, con quien se lleva bien fuera de las canchas. Pero la amistad quedará relegada ante un duelo que promete ser estelar.
«Daré todo para que mi camino no haya terminado», dijo Thiem. «No como el resultado del fútbol», bromea por su parte Zverev, tras el 2-1 que Austria le propinó a Alemania el sábado. «Espero que no sea el final», desea el alemán.
Por Robert Semmler (dpa)