Braunlage (Alemania), 30 abr (dpa) – Quien en estos días, en las vísperas de la noche de los Walpurgis, recorra los parajes del macizo del Harz, la cordillera más alta del norte de Alemania, se encontrará por todos lados con muñecas de brujas: cuelgan de las farolas o en las paredes, están sentadas en los árboles o en las ventanas de las casas, especialmente en la localidad de Braunlage, debido al «clan de los Walpurgis».
Las diez mujeres del clan crean figuras de escalofriante belleza y reparan cada año muchas de las criaturas dañadas por el viento y la lluvia. Luego, estas brujas son dadas en préstamo en los días previos al 1 de mayo para que sean expuestas por todas partes en el lugar.
Esta tarde están de turno las hermanas Sarah Ervenich y Monika Schröder en la «cueva de las brujas», donde se ven docenas de muñecos de brujas y demonios de hasta un metro de tamaño en las estanterías y armarios. Caras horripilantes, largas narices torcidas, cabellos pegajosos, largas capas hechas de viejas cortinas o sábanas, sombreros, delantales.
«Aquí todos encuentran la figura apropiada», asegura Sarah Ervenich. Friedhelm y Elfriede Niebuhr tuvieron éxito. El matrimonio eligió dos muñecos que se llevaron en préstamo a cambio de una pequeña donación. «Los pondremos delante del chalet que alquilamos a turistas», explica Elfriede Niebuhr, quien se alegra de que exista esta posibilidad. «A nuestros huéspedes les gusta», afirma.
Annemarie Anders quiere colocar una de las figuras sobre un arbusto delante de su casa. Y Thorsten Winkel pone una bruja delante de su hotel. «Lo hago todos los años. Es una tradición en Braunlage», comenta.
Para que todos los vecinos interesados puedan tomar prestada una bruja o un diablo, las mujeres del «clan de los Walpurgis» se encuentran cada miércoles por la tarde desde pricipios de año para coser y hacer los muñecos. «Nos lleva entre una y dos horas cada figura», explica Monika Schröder, «Y nos divertimos mucho haciéndolas».
Cada vez más vecinos de Braunlage hacen uso de esta posibilidad y sacan prestadas esta criaturas. Y casi todas son devueltas posteriormente, dice Sarah Ervenich. «Muy rara vez se las quedan».
Ni siquiera cuando la fiesta en la noche del 30 de abril al 1 de mayo resulta más que movida. Y eso no sólo sucede en Braunlage. Este año se celebrarán en el macizo del Harz, que es considerado el punto de encuentro de brujas más famoso de Europa, fiestas en la noche de los Walpurgis en más de 20 localidades. Se esperan decenas de miles de personas. La mayores celebraciones tienen lugar en Bad Grund, Braunlage, Hahnenklee, Sankt Andreasberg, Wolfshagen, Schierke y Thale.
Las fiestas de Walpurgis tienen sus orígenes en fiestas paganas por la primavera. Más tarde, la iglesia intentó darle nuevo contenido a estas celebraciones festejando el 30 de abril el día del nacimiento de la santa Walburga, patrona contra la superstición y los espíritus.
En la literatura, estas celebraciones se hicieron famosas gracias a Goethe, quien tras una escalada al Brocken, con 1.141 metros el monte más alto del macizo, en el año 1777 describió las escalofriantes fiestas en su obra «Fausto».
Hoy en día, la noche de los Walpurgis no es sólo una gran atracción turística sino que sigue dando también a los vecinos una buena razón para festejar. Sarah Ervenich y Monika Schröder también se disfrazarán de brujas. «Por supuesto», asevera Ervenich, «es lo más interesante. Ir de bruja es algo muy especial: ¡se pueden hacer travesuras sin ser reconocida!».
Por Matthias Brunnert (dpa)