Seúl, 26 abr (dpa) – Mucho hay en juego en el encuentro que mantendrán mañana viernes el presidente surcoreano, Moon Jae-in, con el líder norcoreano Kim Jong-un, en la localidad fronteriza de Panmunjom, en la que es la tercera cumbre intercoreana desde la división de la península en 1945 y la primera en más de diez años. Además, por primera vez un líder norcoreano pisará suelo surcoreano.
El éxito o fracaso de este histórico encuentro supondrá en gran medida el punto de partida del previsto encuentro de Kim con el presidente estadounidense, Donald Trump, en unas semanas, al tiempo que crece la presión sobre Moon para obtener de Kim promesas concretas de desnuclearización. A continuación, algunas claves:
¿Cómo transcurrirá el encuentro?
El protocolo de la cumbre está estudiado y planeado al detalle, sin dejar nada al azar. Desde la mesa en la que se va a negociar hasta el menú que se servirá en la cena tendrán un significado simbólico.
Kim cruzará la línea de demarcación en la zona conjunta de seguridad en Panmunjom a las 0:30 horas (0:30 GMT) y será recibido con un apretón de manos por el presidente surcoreano y después por una guardia de honor.
Durante las conversaciones oficiales en la renovada Casa de la Paz de Panmunjom, los mandatarios se sentarán guardando una separación exacta de 2.018 milímetros, en referencia al año en curso, de forma simbólica también para demostrar el levantamiento de la separación de las dos partes.
Después, los dos presidentes plantarán juntos un pino piñonero en la línea de demarcación que separa a los dos países desde hace 65 años. Se trata de un árbol que data de 1953 para simbolizar el año del alto el fuego que puso fin al conflicto de Corea (1950-53), aunque técnicamente los dos países siguen en guerra desde entonces porque nunca se firmó un acuerdo de paz.
La cena por la noche incluirá pasta fría de un restaurante de Pyongyang así como arroz y marisco de las ciudades natales de Moon Jae-in y de los anteriores presidentes surcoreanos liberales Kim Dae-jung y Roh Moo-hyun. Se hará honor así a que fueron los primeros en visitar Corea del Norte en sendas cumbres celebradas en 2000 y 2007.
El pez de San Pedro al horno le remitirán a Moon a su ciudad natal, Busan, mientras el «rösti», patatas salteadas típicas suizas, recordarán a Kim sus tiempos en una escuela internacional en el país helvético.
¿Qué se hablará durante la cumbre?
La desnuclearización, el establecimiento de una paz duradera y los avances en las relaciones bilaterales son temas que el Gobierno surcoreano quiere impulsar en este encuentro de un día. Kim ha dicho que prefiere mantener un diálogo abierto.
Corea del Sur, igual que su aliado estadounidense, exigen a Pyongyang el abandono «total, irrevocable y verificable» de su programa misilístico y de armas nucleares. El ministro de Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, esbozó las expectativas mínimas: el encuentro será el escenario en el que Kim podría confirmar su voluntad de desnuclearización. Además, Seúl quiere hablar de un sistema de paz que sustituya al frágil alto el fuego actual. La cuestión de la reunificación será aplazada, pero sigue siendo un objetivo a largo plazo.
¿Por qué se celebra la cumbre ahora?
Hasta 2007, Corea del Norte se mostró dispuesta, al menos sobre el papel, a renunciar a las armas nucleares, pero en los años posteriores escaló el conflicto. Desde que Kim Jong-un asumió el mando en 2011, Corea del Norte realizó cuatro de sus seis ensayos nucleares y numerosos test misilísticos. Kim pedía además que su país fuera reconocido como potencia nuclear.
Pero a comienzos de año, Kim sorprendió con un acercamiento hacia Corea del Sur, que comenzó con su participación en los Juegos Olímpicos de Invierno en el país vecino el pasado febrero, donde se acordó la celebración de la cumbre del viernes. Además, Kim se mostró dispuesto a reunirse con el mandatario estadounidense, Donald Trump. La cumbre intercoreana supone así una especie de preludio de la reunión entre Trump y Kim.
¿Cuáles son los principales obstáculos?
Durante años, Corea del Norte gastó sus recursos sobre todo en financiar su programa nuclear. El acercamiento de Kim también despierta mucho escepticismo. En las últimas semanas, Corea del Norte decidió el cese de sus ensayos de armas nucleares y misiles de largo alcance, pero dejó abierto si está dispuesto a una desnuclearización completa.
Muchos expertos creen que su intención es liberarse de las sanciones internacionales. Pero el acercamiento debe producirse de forma que el líder norcoreano, que hasta ahora ha defendido una línea dura en la disputa nuclear, no quede en mal lugar. Pyongyang ha señalado ya que la desnuclearización requerirá medidas «sincronizadas», como garantías de seguridad, el levantamiento de las sanciones y un acuerdo de paz. Estados Unidos quiere sobre todo ver pasos concretos de desarme. Además, los motivos de Kim siguen siendo opacos.
¿Y qué hace Trump mientras tanto?
Se está esforzando en dar una dimensión histórica a la cumbre con Kim, al tiempo que intenta evitar la idea de que ha hecho demasiadas concesiones a Kim. En Twitter dijo que Pyongyang está dispuesto a la desnuclearización y calificó a Kim como un hombre muy «honorable», pese a que en muchos discursos lo criticó duramente por la situación de los derechos humanos en el país. Sin embargo Trump dijo que se levantará y abandonará la mesa de negociaciones si no está de acuerdo en cómo transcurren las cosas.
Mientras, su Gobierno planea un marco para la cumbre: la Casa Blanca exige pasos concretos de desarme nuclear antes de levantar cualquier sanción contra el país. El objetivo sigue siendo la desnuclearización, declaró la portavoz de Trump, Sarah Sanders.
Por Dirk Godder, Maren Hennemuth y Andreas Landwehr (dpa)