Río de Janeiro/Curitiba, 25 abr (dpa) – Brasil sigue convulsionado tras el encarcelamiento hace más de dos semanas del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en una prisión de Curitiba, en el sur del país, para que cumpla una condena de 12 años por corrupción.
Mientras presenta nuevos recursos para intentar conseguir su libertad, la defensa de Lula denunció esta semana que la Justicia no autoriza que el ex jefe de Estado (2003-2010), de 72 años, reciba ninguna visita que no sea de sus parientes. La jueza a cargo de la ejecución penal, Carolina Lebbos, negó el acceso a la ex presidenta Dilma Rousseff y al activista de izquierda y premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, entre otras personalidades.
La agencia dpa habló por teléfono con la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), la senadora Gleisi Hoffmann, que aseguró que el partido mantendrá la candidatura del popular ex presidente, que alcanza el 31 por ciento de los apoyos en las encuestas publicadas tras su entrada en prisión. El porcentaje dobla al del segundo colocado, el radical de derechas Jair Bolsonaro. El PT ha trasladado su comando político a Curitiba por la situación de Lula.
dpa : ¿Qué pasa con las visitas a Lula en la cárcel?
Hoffmann: Lo que está ocurriendo sistemáticamente con todos los que intentan ver al ex presidente Lula es que les impiden la visita. Estamos denunciando que Lula es un preso político y está en un régimen de aislamiento en la prisión. La pena de él no prevé que esté en aislamiento, pero ése es un castigo al que lo están sometiendo. Él no puede recibir la visita de amigos y conocidos, sólo lo pueden visitar los familiares, una vez por semana, y sus abogados.
dpa : Ustedes denuncian un aislamiento, pero la Justicia dice que se trata del régimen habitual de la cárcel, que permite sólo una visita semanal. ¿Cuál es la diferencia entre lo que dicen ambas partes?
Hoffmann: En la realidad, no están permitiendo las visitas al ex presidente Lula como a otros presos. La jueza alega que no puede permitirlo porque hay mucha gente que quiere visitar al ex presidente y eso llenaría el edificio de la Policía Federal. Eso es absurdo. Ellos sabían con quién estaban lidiando, sabían del significado de Lula para Brasil y el pueblo brasileño. Sabían que estaban llevando a prisión al mayor líder popular de nuestra historia. Ahora la Policía Federal está incomodada y pide que Lula sea transferido. Y nuestro miedo es que quieran colocarlo en una situación de mayor aislamiento.
dpa : ¿Los otros presos pueden recibir visitas de amigos?
Hoffmann: Pueden recibirlos en el día marcado. Nosotros no tenemos problema con agendar en el día de los familiares, uno establece un horario. Pero ella (la jueza Lebbos) habla de un volumen muy grande de visitas. Los otros presos reciben visitas de amigos en los días de familiares.
dpa : ¿Qué le parece el pedido de la Policía de cambiarlo de cárcel?
Hoffmann: Es el tercer pedido de cambiarlo. Primero fue la asociación (sindicato) de delegados policiales, después fue el ayuntamiento de Curitiba y ahora la Policía Federal. Siempre con argumentaciones parecidas: que hay mucha gente frente a la cárcel (por las manifestaciones de simpatizantes de Lula y militantes del PT), que gritan mucho. Es una situación simple: suelten al ex presidente. Ellos crearon el problema y ahora no saben cómo resolverlo. Quieren librarse del «problema» sacando al ex presidente de ahí. Pero allí adonde vaya va a seguir ocurriendo todo eso. No se va a calmar.
dpa : Recientemente se difundió una carta en la que Lula le dejaba al PT la libertad de decidir sobre su candidatura para las elecciones de octubre. ¿Mantienen el plan de inscribir la candidatura en agosto?
Hoffmann: Él sabe que nosotros lo designamos candidato. Y ha dicho en reiteradas veces, no sólo ahora, que el PT tiene libertad para definir su estrategia electoral y su candidatura. Lula es un hombre de partido. Y él sabe que nosotros lo queremos para presidente.
dpa : ¿Y tienen un plan B para el caso de que un tribunal electoral descarte la candidatura en agosto?
Hoffmann: No trabajamos con esa hipótesis en este momento. No es algo que estemos analizando. Tenemos esa candidatura y vamos a trabajar con esa candidatura hasta el final.
dpa : ¿No le parece que el discurso político está demasiado radicalizado en Brasil? La izquierda habla de fascismo, la derecha tiene también un vocabulario muy violento. ¿Le parece que la situación en Brasil es de verdad tan grave?
Hoffmann: El golpe iniciado por el «impeachment» (la destitución de Dilma Rousseff en 2016) creó esta realidad y esta situación de radicalización y de intolerancia, de odio. El «impeachment» era una campaña que incitaba al odio. Y eso fue creando condiciones radicales. Y la extrema derecha, que no se presentaba públicamente, comenzó a presentarse. Y a difundir abiertamente su discurso de discriminación de negros, mujeres e indígenas (Jair Bolsonaro y su hijo, el también político Eduardo Bolsonaro, acaban de ser denunciado por la fiscalía por discriminación en esos casos).
Eso se ha materializado en la candidatura de un aspirante a presidente, Jair Bolsonaro. Tal vez en otro momento, cuando teníamos una democracia más plena en el sentido institucional, hubiese sido más difícil una candidatura así. Pero ahora surgió y tiene un 15, 16 por ciento de la intención de voto.
Y las fuerzas de izquierda siempre han estado acompañando el proceso democrático, pero obviamente si hay una acción muy violenta de la derecha, hay una reacción. Lo que hay es una denuncia de eso.
Por Isaac Risco (dpa)