Bremerhaven (Alemania), 21 mar (dpa) – La tendencia a comprar comida para llevar es cada vez mayor, por lo que el uso de envases ha aumentado considerablemente. En Alemania, investigadores intentan desarrollar recipientes comestibles producidos a base de algas marinas. La Universidad de Bremerhaven, el Instituto Alfred Wegener y la cadena de restaurantes de pescado Nordsee firmaron con este fin un acuerdo sobre un proyecto de investigación por dos años y que será financiado con medios públicos.
El objetivo es fabricar un envase producido de forma sostenible y que sea biodegradable para la venta de comida para llevar. «Lo ideal sería que incluso fuera comestible», declaró la directora del proyecto Frederike Reimold de la Universidad de Bremerhaven.
Lo importante es que la caja no sepa ni a algas ni destiña o se ablande rápidamente, es una de las condiciones del proyecto. También que el producto esté hecho exclusivamente con algas del Mar del Norte. «Queremos aprovechar todo el tejido y no aislar solo un componente», señaló Britta Grote, científica del Instituto Alfred Wegener para la investigación polar y marítima con sede en Bremerhaven.
El uso de envases en la gastronomía se ha disparado considerablemente pasando de 110.000 toneladas en el año 2000 a 256.000 toneladas en el año 2015, según indica la Oficina Federal del Medio Ambiente. También la cadena de comida rápida Nordsee registra una demanda cada vez mayor de recipientes. En las cerca de 400 sucursales, la empresa apuesta exclusivamente por cajas degradables de forma ecológica así como por materiales reciclables.
La organización alemana a favor del medio ambiente BUND no cree que los envases biodegradables sean la solución ideal en la lucha contra la avalancha de envases. «Me temo que el consumidor pensará que no pasa nada si tira la caja a un arbusto», señaló Nadja Ziebarth, experta de BUND en protección marina, a la agencia dpa.
Otro problema a considerar es que las máquinas clasificadoras de la gestión de residuos separan los envases de las basuras biológicas aunque sean biodegradables. «Al final, los envases se acaban incinerando», dice. Solo un sistema de uso múltiple es sostenible.