Rostock, 18 mar (dpa) – «Soy consciente de que me van a mirar con lupa de todas partes». Nicole Langosch no se sorprende por esto, pues esta mujer de 34 años, al servicio de la línea naviera de cruceros Aida, es desde comienzos de marzo la primera mujer alemana al comando de un crucero. Si las plazas del «Aidasol» están agotadas, ella es responsable de 2.200 pasajeros y unos 630 empleados. «Es como dirigir una pequeña ciudad», dice explicando su responsabilidad.
Desde hace diez años, Langosch trabaja en los cruceros Aida. La flota cuenta actualmente con 12 barcos. Cuando se hizo primer oficial hace cinco años supo que quería dar también el último paso. «Estoy orgullosa de haberlo conseguido». Durante estos cinco años ha tenido tiempo de sobra para ponerse en el rol de capitana. No ha tenido experiencias negativas como, por ejemplo, no ser reconocida por ser mujer. «Siempre fui aceptada de lleno», dice esta hamburguesa por decisión propia.
Su forma de tratar a las personas le ayuda ciertamente a ello. «Soy directa y resuelta y tengo una idea muy clara de cómo tienen que funcionar las cosas». No le gusta que haya malentendidos sin antes hablar con la gente. Al mismo tiempo otorga un gran valor al trabajo en equipo, para ello hay un consejo naval en el que se tratan las decisiones importantes. «Pero yo tengo la última palabra». Tanto si se trata de dar la orden de evitar una zona de temporal o de atracar suavemente el gigante de los océanos de 253 metros de eslora junto a un muro del muelle.
Langosch no es sólo la única capitana alemana de un crucero, sino también una rareza en el mundo naval. De los 1.032 capitanes alemanes actuales, 14 son mujeres. «Durante siglos, la navegación era un auténtico mundo de hombres», dice Ralf Nagel, gerente de la Asociación de Líneas Navieras Alemanas.
«Esta imagen tradicional está experimentando afortunadamente un cambio». Su asociación anima expresamente a las mujeres a aprender oficios a bordo y a ejercer allí sus profesiones. Y para acabar de entrada con un prejuicio: «Los hombres y las mujeres reciben a bordo el mismo salario».
«El trabajo tiene que ir con la filosofía de la vida», agrega Langosch. Ella ha elegido esta profesión a sabiendas de que compaginar la familia en alta mar es algo más problemático que en otras actividades. Los medios de comunicación modernos hacen más fácil estar en contacto con la familia y los amigos.
Cómo se resolverá más tarde el dilema de crear una propia familia y tener hijos es un tema que aún no está en primer plano. De momento, ha encontrado el mejor trabajo para ella y le encanta. «Todo es perfecto», concluye.
Por Joachim Mangler (dpa)