La infancia es ese tiempo en el que la inocencia brilla en cada segundo. Los enfados duran un minuto, no existe apenas el rencor y donde se juega. Sobre todo, se juega.
La llegada de las tecnologías y la forma de vida actual ha hecho que cambien sobremanera la forma que tienen los niños de relacionarse en la calle y, sobre todo, que haya muchos juegos tradicionales que apenas se conocen entre los más pequeños.
La gallinita ciega, el escondite inglés, la rayuela, las tabas o incluso el pañuelo se han dejado de ver en los recreos de los centros escolares. Es mucho más habitual de lo que se cree ver a los más pequeños buscar en el móvil de sus padres un juego en vez de apostar por clásicos como el veo veo.
La tecnología ha dado paso a niños mucho más centrados en el juego individual frente al colectivo, con mucha menos actividad física y mucha menos calle. En el buen sentido.
Se podría hacer un ranking con 5 juegos que, no desaparecidos, pero casi, eran parte de la vida diaria de los patios escolares y también de las pandillas del barrio, otro concepto que poco a poco, dada la falta de tiempo, las extraescolares y el tipo de vivienda, está llamado a desaparecer.
¿Cuáles eran los juegos de hace un par de décadas?
Más allá de canicas y combas o gomas, hay otra serie de juegos que apenas se ven en las calles.
La Rayuela: “¡Hay que llegar al cielo!” se oía. Diez cuadrados consecutivos, con un par de ellos dobles y paralelos con sus respectivos números eran el reto de los más equilibristas. Se trataba de tirar una piedra que llegara a cada casilla de una en una y, mientras recorrían el casillero a la pata coja, debían recogerla y devolverla a la salida.
Hula Hop: Meses de práctica y un gran control de cintura y cadera era la base para conseguir bailar el aro. Durante los recreos, las exhibiciones estaban a la orden del día.
View Master: ¿quién no tuvo una cámara que proyectaba en su interior las imágenes de los pueblos de la playa? Millones de view masters se vendieron con las imágenes ochentenas de Benidorm, aunque luego llegaron las que ya eran didácticos y temáticos.
Coleccionar cromos: aunque siguen existiendo los álbumes de cromos con los personajes más actuales, pocos son los niños que conocen la cantinela del sile – nole. Acostumbrados a conseguirlos solos, apenas se cambian ya en las horas del recreo entre compañeros.
Peonza y chapas: según las épocas estos siempre han acabado volviendo, aunque modernizados. Tanto bailar la peonza como hacerse con las chapas para montar los partidos de fútbol más locos de la historia del deporte se niegan a desaparecer del todo, aunque poco a poco cada vez son menos los que se deciden a probar suerte.
Y aunque muchos piensen que no existía la tecnología, no hay que olvidar que los juegos como el Tetris, el Atari, los teclados de Casio o el Spectrum ya avanzaban lo que estaba por llegar…un mundo donde los botones pasarían a ser la clave para pasar un buen rato.