Cuando se habla de vitamina C, la mayoría de las personas piensa en limones o naranjas. Sin embargo, los frutos perqueños del espino amarillo contienen diez veces más vitamina que estos cítricos. Y es que esta planta no sólo resiste a las condiciones climáticas más adversas, sino que también fortalece el sistema inmunológico humano.
El espino amarillo es valorado sobre todo por vegetarianos y veganos, ya que sus frutos son uno de los pocos alimentos que contienen vitamina B12. Si no lo consumen, deben suplantarlo de otra forma. Además, el espino amarillo contiene ácidos frutales, de tres a siete por ciento de grasas, provitamina A, vitamina E, minerales como magnesio y calcio y otros nutrientes. Por si fuera poco, previene de los virus y protege el corazón.
Si se quiere comer espino amarillo fresco, hay que buscar bastante hasta dar con una tienda que lo venda. Además, crudo tiene un sabor algo agrio y tiñe. Sin embargo, no hay que desesperar: la mayoría de los productos que se ofrecen en las tiendas en base al espino son tan sanos como la fruta fresca.
El espino amarillo se puede consumir en forma de jugos, jarabes, jaleas y incluso en tragos o mostazas. También se lo emplea en algunos productos de cosmética.
Originariamente el espino amarillo proviene del Himalaya pero tras la edad de hielo, hace 17.000 años, se propagó también por Europa. Hoy en día, este fruto conocido como «limón del norte» se cultiva en muchos lugares de Europa, como la costa de Alemania.
Quien quiera intentarlo puede tratar incluso de cultivarlo en casa. Su nombre latín es Hippophae rhamnoides. Sin embargo, hay que tener bastante lugar, ya que llega a medir hasta cinco metros de alto y cuatro de ancho. Desde el punto de vista de la botánica, sus frutos no son bayas, sino nueces envueltas por un tálamo carnoso.
Es importante cosechar los frutos relativamente temprano, ya que al inicio de su proceso de maduración son más aromáticos. También su contenido de ácidos y vitamina C es más alto en ese momento. Cosecharlos lleva bastante trabajo, ya que hay que hacerlo de a uno. Por eso, lo mejor es recortar ramas con muchos frutos, quitarles las hojas, cortarlas en trozos fáciles de maniobrar y congelarlos algunas horas. Después de este procedimiento es más fácil desprender los frutos.
Si se quiere preparar un jugo de espino amarillo, primero hay que lavar bien los frutos y luego hervilos con agua y algo de miel por unos pocos minutos. Luego hay que filtrar este jugo con un repasador. También se pueden «levantar» una sopa de zapallo o un smoothie con un poco del jugo de espino. La pulpa también se puede añadir al yogur. Para disfrutar de sus beneficios no hace falta beber grandes cantidades: basta con un pequeño vaso de este saludable elixir.
Por Pauline Sickmann (dpa)