(dpa) – Opel se enfrenta desde hace casi veinte años a resultados negativos. Las pérdidas acumuladas suman 19.000 millones de euros, según calculó recientemente Carlos Tavares, el CEO de la automotriz francesa PSA, que se hizo cargo este año de la marca de origen alemán. «Lo que se intentó en los últimos 15 años no funcionó», sentencia. En ese lapso se perdieron más de 30.000 puestos de trabajo, la participación de Opel en el mercado europeo bajó de casi 10 a un magro 6 por ciento.
El jefe de Opel Michael Lohscheller lanza entonces el enésimo intento para volver a conducir a la tradicional marca del rayo en el círculo a la ruta de las ganancias. PSA, con sus marcas Peugeot, Citroën y DS, tienen algunas posibilidades de las que carecía el anterior propietario de Opel, la estadounidense General Motors.
La automotriz francesa habría aprendido lecciones de su propio estado de coma hace unos años, dijo Tavares. PSA es hoy un modelo de rentabilidad y trabaja a pleno en sus fábricas, en las que se eliminó uno de cada cuatro puestos de trabajo. También Opel deberá convertirse en una empresa rentable, global y eléctrica, anunció Lohscheller. El último punto será posiblemente el más sencillo, aplicando la tecnología ya disponible en PSA.
Opel deberá simplificar sus procesos productivos. En el futuro utilizará dos plataformas, en lugar de nueve como hasta ahora, combinadas con cuatro familias de motores, en lugar de diez. Habrá menos modelos, pero más rentables. Todos tendrán el espacio necesario para equiparlos con motor eléctrico.
La mayor parte de la técnica, incluidos motores y cajas de velocidades, provendrá en el futuro de los depósitos de PSA, una empresa tres veces más grande que Opel. Pero el diseño de los modelos seguirá a cargo de la planta alemana de Opel en Ruesselheim. La marca deberá mantener su estilo alemán, dice Tavares. Habrá una apuesta fuerte a las exportaciones, uno de cada diez Opel se venderá fuera de Europa, según los planes de PSA.
«La ingeniería alemana tiene buen renombre internacional, parece totalmente posible construir un auto con estilo alemán sobre la base de tecnología de PSA», señala Felix Kuhnert experto en temas de la industria automotriz de la consultora internacional PwC. Lo decisivo sería la disponibilidad de sistemas de asistencia de conducción de última generación, rubro en el que están a la vanguardia tanto la industria automotriz francesa como la alemana. El profesor de la Universidad de Duisburgo Ferdinand Dudenhoeffer considera en cambio como demasiado ambicioso el objetivo de PSA. «Los mercados mundiales ya están repartidos, nadie espera la llegada de los Opel».
Tavares y Lohscheller aseguran que por la restructuración de la producción no habrá despidos entre los 38 000 trabajadores de Opel ni cierres de fábrica. Los costos tendrán que ser reducidos por otros medios. Para entrar en zona rentable tienen que producirse 800 000 Opel anuales. El desafío es grande. «Debemos ser claros, recién cumplimos con el 5 por ciento de lo que hace falta», dice Tavares al presentar sus planes en la fábrica Opel de Ruesselheim, «la situación es dramática, lo debemos decir sin rodeos».
Por Christian Ebner