Boston, 19 sep (dpa) – La panceta que frena las hemorragias nasales, la orientación elegida por los perros para hacer sus necesidades y el rostro de Jesús en una tostada son algunos de los premios Ig Nobel entregados en la noche del jueves por la prestigiosa Universidad de Harvard, que como ya es tradición celebra así a las investigaciones que «primero hacen reír y después, pensar».
En la 24 edición de la gala, que mezcla ciencia con bastantes dosis de humor, asistieron entre los más de 1.000 participantes algunos Premios Nobel auténticos, y entre los distinguidos hubo un equipo español, en el apartado de nutrición.
¿Cómo reaccionan los renos ante la presencia de seres humanos disfrazados de osos polares? ¿Es peligroso para la propia cordura ser dueño de un gato? ¿Y qué pasa con el cerebro de una persona que ve la imagen de Jesús en la tostada que se va a comer por la mañana? Son todas preguntas que aunque puedan sonar muy extravagantes han sido investigadas y ahora, incluso premiadas.
En el estrambótico acto de los Ig Nobel («ignoble» equivale a «innoble» en español), fueron destacados en total diez trabajos con el objetivo de «celebrar lo extraordinario y honrar la imaginación».
El equipo español galardonado está formado por Raquel Rubio, Anna Jofre, Belén Martín, Teresa Aymerich y Margarita Garriga, por un estudio sobre el uso de las bacterias intestinales de las heces de los bebés en la fabricación de salchichas fermentadas nutritivas.
La propia ceremonia difiere de todas las de su clase, ya que mientras se anuncian los premios vuelan aviones de papel por la sala y hay quien canta su discurso de agradecimiento. Si se demoran mucho, una niña pequeña sube al escenario para reprender al galardonado con un «¡basta por favor, que me estoy aburriendo!»
En el ámbito de la física, el ganador fue un equipo japonés que estudió la «resbalabilidad» de las cáscaras de banana. En el de la biología, los premiados fueron investigadores alemanes y checos que comprobaron que los perros se guían por el campo magnético de la Tierra a la hora de levantar la pata en una dirección u otra. Tras su discurso de agradecimiento, la alemana Sabine Begall repartió bolsitas de plástico entre los asistenetes para recoger la caca de sus perros.
Los elegidos en el campo de la neurociencia fueron un equipo chino-canadiense que estudió qué es lo que ocurre en el cerebro de una persona que ve el rostro de Jesús en una tostada.
Uno de los más celebrados fue el descubrimiento de la utilidad del bacon para frenar hemorragias nasales especialmente fuertes (Medicina), que fue a mano de un grupo indio-estadounidense. «Y eso que soy vegetariana», comentó en su discurso la investigadora Sonal Saraiya.
En psicología, el elegido fue un equipo de Australia, Reino Unido y Estados Unidos que llegó a la conclusión de que las personas que se duermen tarde tienden a ser más egocéntricas, manipuladoras y psicopáticas que quienes se levantan temprano.
«Yo había preparado un discurso», declaró el psicólogo Peter Jonason, que vive en Australia. «Pero ahora me pregunto cómo haré para pasar la aduana con esta cosa», añadió respecto del trofeo, que este año era una bandeja de comedor con cubiertos y platos de plástico, acompañada de un diploma y un billete de diez billones de dólares de Zimbabue.
Completan la lista de los diez trabajos seleccionados el de la diferencia de dolor que experimenta una persona cuando está mirando un cuadro bello y otro feo mientras le apuntan con un láser en la mano (arte); el de la reacción de los renos a los falsos osos; el de la influencia de los gatos sobre la cordura y, en economía, uno del instituto nacional de estadísticas italiano, por promover que la Unión Europea (UE) tenga en cuenta en sus cálculos sobre el tamaño del PIB de un país los ingresos por prostitución, narcotráfico, contrabando y otras transacciones ilegales.
Al cierre de la celebración, Marc Antahams, editor de una revista sobre curiosidades científicas que presenta habitualmente la gala se despidió con más humor. «Si este año no ha ganado un Ig Nobel y, sobre todo, si lo ha ganado: ¡que tenga más suerte el año que viene!»
Por Christina Horsten