(dpa) – Teamviewer es lo que se conoce en el mundo empresarial como un unicornio. La start-up alemana de tecnología valorada en más de 1.000 millones de dólares es líder mundial en software para redes digitales y de colaboración.
Teamviewer fabrica un programa que permite conectarse remotamente con otro equipo y que está disponible en 30 idiomas y activo en 400 millones de aparatos. Con él se pueden dirigir a distancia desde rotores de parques eólicos hasta granjas pesqueras.
«Nuestras cifras son tan altas que marean», dice a dpa el gerente Andreas König y desgrana números: más de mil millones de instalaciones, diez millones de descargas por mes, 750.000 licencias nuevas por día.
Fundada en 2005 de la necesidad de un informático de ahorrarse viajes a los clientes, Teamviewer es una de las numerosas empresas medianas poco conocidas pero punteras en su rubro a escala mundial que apuntalan la economía de Alemania, que este domingo celebra elecciones en pleno auge económico.
La mayor economía de Europa registró en el segundo trimestre del año un crecimiento de 0,6 por ciento, espoleado por un consumo robusto y un alto nivel de las exportaciones. «El éxito de la economía alemana, sigue, sigue y sigue», resumió el economista jefe del banco ING-Diba, Carsten Brzeski.
La recuperación de la coyuntura de la eurozona, el principal mercado para los productos «Made in Germany», es uno de los factores que explican la bonanza. «Los exportadores alemanes se benefician del mayor dinamismo de la coyuntura europea», explica el gerente de la Asociación Alemana de Comercio e Industria (BID), Martin Wansleben.
En julio, las empresas alemanas vendieron un ocho por ciento más de productos que en el mismo mes del año anterior, señalan datos de la Oficina Federal de Estadísticas. Esto a su vez ha llevado a que las empresas inviertan más en maquinaria e instalaciones y a niveles récord del clima empresarial.
El consumo y el gasto estatal destinado a acoger e integrar a cientos de miles de refugiados contribuyeron asimismo a acelerar el ritmo de la coyuntura germana.
«Es una reactivación esencialmente impulsada por el consumo derivado de los tipos de interés demasiado bajos del Banco Central Europeo», sostiene el economista jefe del Commerzbank, Jörg Krämer. El consumo trepó en agosto al nivel más alto desde octubre de 2001, indicó el instituto GfK.
El auge económico se tradujo a su vez en fuente de ingentes recursos para el Estado alemán, que en el primer semestre del año obtuvo un superávit récord, según datos de la Oficina Federal de Estadística de Alemania (Destatis).
El Estado, los estados federados, municipios y cajas sociales obtuvieron 18.300 millones de euros (21.560 millones de dólares) más de lo que gastaron en los seis primeros meses de 2017, lo que supone un 1,1 por ciento del presupuesto total.
Esta es la mayor cifra anotada nunca antes por las arcas públicas desde la reunificación alemana en 1990 por impulso propio. Solo en el segundo semestre de 2000 se registró una cantidad mayor con cerca de 28.800 millones de euros, pero entonces se debió a la subasta de licencias de telefonía móvil que reportaron una entrada de dinero extra.
La recaudación fiscal y las aportaciones sociales de los trabajadores hicieron rebosar las cuentas públicas en el primer semestre del año gracias a la históricamente buena situación del mercado laboral alemán.
En julio se reportaron 2,518 millones de desempleados o un 5,6 por ciento de la población activa, el valor más bajo para este mes desde que se unieron las dos Alemanias tras la caída del Muro de Berlín.
Estos buenos datos económicos se alzan como la baza principal de la canciller alemana, Angela Merkel, que busca encandenar su cuarto mandato en las elecciones generales del domingo.
Sin embargo, la moneda alemana tiene otra cara. El número de personas en riesgo de pobreza o exclusión social ascendió a su nivel más alto desde la reunificación del país en 1990, reveló un informe de la asociación de servicios de beneficencia alemana (Paritätischer Wohlfahrtsverband).
De los 81 millones de habitantes, un 15,7 por ciento se encontraba en 2016 amenazado por la pobreza. Un año antes, el porcentaje de ciudadanos afectados por esta lacra era de un 15,4 por ciento.
Al mismo tiempo, más de un millón de trabajadores reciben ayudas del Estado para poder llegar a fin de mes, señalan datos de la Agencia Federal de Empleo.
Las voces críticas consideran que los bajos salarios, el trabajo a tiempo parcial y los «minijobs» (contratos de baja remuneración) son el origen de esta situación originada por las reformas implantadas por el socialdemócrata Gerhard Schröder para mejorar la competitividad de la entonces estancada economía alemana.
Por María Laura Aráoz