(dpa) – Los fanáticos de la cerveza ya viven su cita cumbre del año: en Múnich quedó hoy inaugurada una nueva edición de la célebre Oktoberfest, la mayor fiesta popular del mundo, cuando el alcalde de la ciudad abrió el primer barril de cerveza.
«O’zapft is!» («¡ya está abierto!»), gritó el socialdemócrata Dieter Reiter tras perforar el barril con dos golpes de martillo y a continuación ofrecer, como manda la tradición, la primera «mass» -jarra de cerveza de un litro- al primer ministro de Baviera, el socialcristiano Horst Seehofer.
Así quedó oficialmente inaugurada la edición 184 de la Oktoberfest, por la que pasarán hasta el 3 de octubre unos seis millones de visitantes de todo el planeta que consumirán unos siete millones de litros de cerveza y toneladas de salchichas y otras comidas típicas.
Antes del tradicional golpe en el barril, ya se podían ver largas colas de personas esperando ante las carpas de las grandes cervecerías alemanas en el Prado de Teresa para disfrutar los primeros de una nueva edición de la Oktoberfest.
Ellos ataviados con «lederhosen» (los pantalones de cuero bávaros) y ellas con «dirndl» (el traje regional de las mujeres) llenaron las calles de la ciudad.
Este año, el litro de cerveza costará 10,95 euros (13 dólares), 25 céntimos de euro más que el año pasado.
La seguridad volverá a jugar en esta edición un papel principal, después de que Alemania fuese víctima en el último año de tres atentados yihadistas, el más luctuoso el pasado diciembre en un mercado navideño de Berlín, en el que perdieron la vida 12 personas y medio centenar resultaron heridas.
Como el año pasado, se intensificarán las medidas de seguridad. Unos 650 vigilantes, 200 más que el año pasado, controlarán la entrada al recinto. Además, se incrementará la videovigilancia, se vallará la pradera en la que tiene lugar la Oktoberfest y se vetará el acceso con mochilas o bolsos de gran tamaño.
Asimismo se han colocado jardineras de gran tamaño para en aras de impedir el acceso a automóviles que tuviesen intención de perpetrar atropellos múltiples.
El evento celebrado desde 1810 en Múnich surgió con motivo de la celebración del matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo. Desde entonces la fiesta evolucionó hasta convertirse en todo un símbolo de Múnich y de Alemania en el extranjero.