(dpa) – En la Plaza de la República de Ciudad de México se está abriendo la boca del infierno: arriba, unas abruptas paredes rocosas y abajo, lava burbujeante. Con pintura y pincel, el artista alemán Edgar Müller está creando una ilusión óptica.
«La lava representa, por un lado, el amor y la calidez y, por el otro, el miedo y la destrucción. Es algo que me fascina», dice Müller, que empezó a pintar el martes y tendrá la obra lista para este domingo.
El artista urbano, que ha hecho pinturas en tres dimensiones en ciudades como Moscú, Lausana, Santiago de Chile y Hong Kong, se inspiró esta vez en la leyenda de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, según la cual son dos amantes petrificados.
Sobre una superficie de 900 metros cuadrados Müller pinta sobre unas placas de cemento, que fueron colocadas especialmente, en uno de los extremos de la enorme explanada que rodea al monumento.
Cuando su pintura «Amor eterno» esté lista, parecerá que se abre el piso bajo los pies del observador en plena plaza, con el majestuoso Monumento a la Revolución con su cúpula de cobre detrás como si fuera parte de la obra.
Hace unas semanas Müller viajó a México para elegir un lugar para su obra. Este sitio le pareció el ideal.
«La Revolución (1910-1917) causó muchas penas a México, pero también generó cosas positivas», dice el pintor. «Esta dualidad me interesa. Creo que las grandes transformaciones muchas veces se dan a partir de una ruptura dolorosa».
En una computadora hizo primero un boceto digital sobre una fotografía de la plaza. Luego empezó a pasar la imagen con pintura epóxica -de alta resistencia- a las placas de cemento.
El efecto tridimensional de las obras de Müller se logra sólo a observar desde un punto específico. «Demanda mucha capacidad de abstracción. Yo dibujo los detalles deformados. Sólo desde la perspectiva correcta la imagen toma forma», explica.
Unas cuerdas estiradas en el piso le sirven de guía, mientras que una cámara fotográfica toma cada 20 segundos una imagen que le permite a Müller evaluar el avance de la obra y compararla con su boceto.
La pintura fue un encargo del alcalde de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, que vio una obra que Müller hizo en el Parque Gorki de Moscú y quiso algo similar para la capital mexicana. Müller hará después una segunda pintura, un lago subterráneo, en la entrada del Bosque de Chapultepec.
La técnica de anamorfosis, en la que la obra toma una forma clara desde cierta perspectiva óptica, existe desde hace unos 500 años, pero el arte callejero le dio un nuevo impulso.
Müller afirma que en Alemania, su país, el arte urbano es visto con cierto desprecio, mientras que en México, con la tradición de grandes muralistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, tiene una larga historia de arte en el espacio público.
«Amor Eterno» será una de las mayores pinturas 3D del mundo. Müller y su asistente empiezan a trabajar antes de la salida del sol con sus pinceles y al mediodía hacen una pausa debido a la dureza del sol, antes de seguir trabajando.
Lo hacen a ritmo acelerado. El artista mexicano Juandrés Vera se sumará para pintar el fondo, ya que la obra tiene que estar lista el domingo. Después de la inauguración, la gente podrá tomarse fotos al borde de la garganta de lava.
La pintura podría estar unos dos años junto al Monumento a la Revolución, dice Müller. Las autoridades de Ciudad de México pidieron que se hiciera sobre placas de cemento para poderla exponer después en otros lugares, aunque para el artista el Monumento es parte de la obra.
Que vaya a perdurar tanto tiempo es novedoso para Müller, cuyos trabajos -algunos hechos con tiza- sólo tienen en general una vida de dos a tres semanas. «Normalmente mi arte es pasajero», afirma. «Esto es algo nuevo para mí».
Por Denis Düttmann