(dpa) – A cuatro semanas de la gran cita electoral en Alemania, la canciller Angela Merkel y su principal rival, el socialdemócrata Martin Schulz, se encuentran inmersos en la «fase caliente» de una campaña electoral calificada por numerosos medios como «aburrida» y «soporífera».
Que la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) reeditará su mandato el próximo 24 de septiembre es algo que ya casi nadie pone en duda, ni siquiera ella misma, que en su primer mitin electoral a mediados de agosto tras sus vacaciones estivales tuvo que volver a tomar la palabra después de su discurso para recordar que «naturalmente, las elecciones no están decididas aún».
«¿Por qué los temas de esta campaña electoral parecen no prender?», se preguntaba hace unos días el diario alemán «Frankfurter Allgemeine Zeitung». «No es que haya carencia de temas interesantes. Sin embargo, en comparación con duelos anteriores en campaña electoral sólo consiguen despertar un leve interés», indicó.
«La razón de ello radica en la cultura de la gran coalición, en la que los grandes partidos están condenados a asumir juntos la responsabilidad de los últimos años y en la táctica de la canciller», explicó.
Lo que durante años fue la excepción parece haberse convertido en los últimos tiempos en la regla. Si bien los líderes de los dos grandes partidos alemanes afirman que su objetivo no es formar de nuevo una gran coalición, todo apunta a que puede que vuelvan a tener que compartir las riendas del país.
«El Gobierno de gran coalición ha logrado mucho en los últimos cuatro años. Al mismo tiempo se sobreentiende que luche en la campaña electoral por hacer más fuerte a mi partido y no liderar una campaña a favor de una coalición. Por lo demás para nosotros está claro: es inimaginable cualquier tipo de cooperación con La Izquierda o con Alternativa para Alemania», declaró Merkel en una entrevista con la revista «Super Illu».
De igual manera se manifestó el ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania, el socialdemócrata Sigmar Gabriel. «Ni la CDU/CSU (Unión Cristianosocial) ni nosotros queremos continuar la gran coalición», dijo en una entrevista exclusiva con dpa. «Pero al final, son los votantes lo que deciden, lo cual es bueno para la democracia».
Mientras, Schulz mantiene la esperanza. «Creo que tengo una buena posibilidad de liderar el próximo Gobierno federal», declaró. «Seré canciller», agregó el actual socio menor de la coalición liderada por los conservadores de Merkel.
El optimismo de Schulz contrasta con los sondeos. El último publicado por el «Frankfurter Allgemeine Zeitung» ve al SPD en el 24,5 por ciento, 15 puntos por detrás de la CDU de Merkel, con 39,5 por ciento de la intención de voto.
Lejos queda ya el conocido como «efecto Schulz» de principios de año que surgió cuando el SPD subió en las encuestas tras su nombramiento como rival de Merkel. Éste se desinfló con la misma rapidez con la que había crecido tras el batacazo del SPD en las elecciones regionales de este año, que los llevó a perder incluso en Renania del Norte-Westfalia, baluarte de los socialdemócratas.
«La ganadora parece ya fija, el perdedor también, y únicamente la lucha por la tercera posición promete aún suspense», escribió la revista alemana «Der Spiegel» con la mirada puesta en una plaza que se disputan Los Verdes, La Izquierda, el Partido Liberal (FDP) y los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), que oscilan entre un siete y un nueve por ciento.
Sin embargo, la publicación alemana alerta de que la clara ventaja de Merkel en las encuestas puede convertirse en un peligro para la canciller alemana ya que puede llevar a muchos de sus electores a girar hacia los liberales al estar seguros de su triunfo en un intento por volver a tener un Gobierno de coalición con el FDP, al que consideran su «socio natural».
Los partidos políticos buscan la fórmula mágica para atraer al electorado echando mano de temas de actualidad además de sus programas electorales, como es el caso de los vehículos diésel y la contaminación en las grandes ciudades.
No obstante, si bien el futuro de los motores diésel tras el escándalo de la manipulación por parte de Volkswagen, que reconoció en 2015 haber trucado once millones de vehículos diésel en todo el mundo, parecía acaparar gran parte de la campaña electoral, la realidad es que no se encuentra entre los principales temas de interés de los alemanes.
De acuerdo con un sondeo elaborado por Emnid para el dominical alemán «Bild am Sonntag» publicado este fin de semana, la igualdad de oportunidades en el ámbito de la educación para todos los niños y evitar la pobreza en la tercera edad son las dos cuestiones que más preocupan al electorado, seguidas de la lucha contra la criminalidad y el terrorismo. Tampoco el tema de los refugiados despierta ya mucha atención entre los votantes.
La falta de interés en la campaña dificultará el objetivo de los principales candidatos de arañar las próximas semanas todos los votos posibles de los 61,5 millones de electores y convencer a los miles de indecisos, que según un reciente sondeo se sitúan en casi la mitad de las personas convocadas a las urnas.
Pero sin duda, la tarea más ardua recaerá en Schulz, que deberá presentarse como una indudable alternativa a Merkel en línea con lo que reclaman desde el partido La Izquierda: «No se necesitan dos Merkels en el país».
Por Almudena de Cabo