(dpa) – A falta de seis carreras para el final del Mundial, el Gran Premio de Fórmula 1 de Singapur que arranca mañana será el escenario de un nuevo duelo entre Nico Rosberg y Lewis Hamilton en un momento de la temporada en el que cada error se paga caro.
El asfixiante calor de Singapur propone además uno de los tests físicos más duros del año.
Rosberg no puede permitirse otra decepción como la de Italia si no quiere perder la punta del campeonato frente a su compañero de equipo en Mercedes.
«Por supuesto que quedé decepcionado por haber perdido puntos en la lucha por el Mundial. Pero todavía soy el líder y estoy decidido a defender eso», advirtió el alemán.
Después de ser segundo en el estreno del Gran Premio en 2008, que quedó marcado por el escándalo del accidente intencionado del piloto de Renault Nelson Piquet Junior, Rosberg quiere ganar el domingo, al igual que hizo en Mónaco, la segunda carrera del año en circuito urbano.
«Normalmente los circuitos urbanos me gustan mucho. Por eso esta vez espero poder mejorar una plaza», dijo el piloto de 29 años.
Sin embargo, Hamilton tiene algo que decir. El británico ganó en 2009 en el Marina Bay Street Circuit, y llega a Singapur después de ganar hace apenas dos semanas en Monza.
«Estoy feliz de haber dado un paso hacia delante», señaló el británico, que llega a la ciudad asiática con 22 puntos de desventaja sobre su compañero.
«Pese a los altos y bajos, todavía estoy bien posicionado en la carrera por el campeonato. Eso me motiva mucho para las próximas seis carreras. Esto empieza en Singapur», advirtió Hamilton.
Rosberg suma cuatro victorias en Grandes Premios esta temporada, por seis de Hamilton. Sólo el australiano Daniel Ricciardo, de Red Bull, pudo imponerse en tres ocasiones por delante de los Mercedes.
El otro piloto del equipo energético, el alemán Sebastian Vettel, tetracampeón mundial y ganador en Singapur los últimos tres años, está atravesando una pésima temporada en la que podría incluso quedarse sin triunfos.
El título se lo disputan entre ellos Rosberg y Hamilton. Ambos de 29 años, los hasta hace pocos meses buenos amigos de la época de los karts apenas se dirigen la mirada desde hace semanas.
Tras terminar segundo en Monza, Rosberg conversó durante la ceremonia de entrega de premios en italiano con el tercer clasificado, el brasileño Felipe Massa. Hamilton se quedó con una toalla sobre la cabeza a dos o tres metros de distancia.
Rosberg ya ha admitido que el británico, ganador de 28 Grandes Premios y campeón del mundo en 2008, tiene más experiencia en la pelea por el título.
«Sí, eso podría ayudarlo», dijo el alemán, que aspira al título por primera vez desde que llegó a la Fórmula 1 en 2006.
Pero los pilotes quieren que sean los hechos los que hablen el fin de semana, en el que no podrán esperar mucha ayuda de sus ingenieros a través de la radio.
La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) prohibió transmitir a los pilotos desde el muro algunas informaciones sobre el comportamiento del coche.
«Será inevitable que surjan algunas controversias sobre esto», advirtió el jefe deportivo de Mercedes, Toto Wollf. Al fin y al cabo, la FIA precisó pocos días antes del inicio del Gran Premio nocturno lo que estará permitido y lo que estará prohibido.
En cualquier caso, Singapur parece predestinado a la polémica y las teorías de la conspiración. Hace seis años, en el estreno de la carrera en el calendario, Piquet Junior provocó un accidente por orden del entonces jefe de Renault, el italiano Flavio Briatore.
El incidente benefició a su compañero de equipo, el español Fernando Alonso, que terminó ganando la carrera. El caso, destapado tiempo después, terminó con la expulsión de Briatore de la Fórmula 1.
El circuito de 5,065 kilómetros y 23 curvas no ofrece apenas tiempo para descansar o relajarse. Ninguna carrera exige a los pilotos como lo hace la sofocante cita singapurense. «La última parte de la carrera ya no se disfruta, sólo duele», advirtió Rosberg.
Por Jens Marx