(dpa) – Millones de pollitos de sexo masculino son sacrificados cada año en Alemania porque, al llegar a la adultez, no engordarán ni producirán huevos como las gallinas ponedoras. Para evitar tal práctica, científicos de la Universidad Tecnológica de Dresde están investigando sobre un método para determinar el sexo de las aves durante la incubación y dejar que nazcan sólo las polluelas.
Grit Preusse sostiene un huevo crudo. Toma una pinza y levanta una pequeña parte de la cáscara con gran cuidado. El procedimiento no es riesgoso, ya que previamente ha hecho una ligera incisión en la cáscara mediante láser, sin dañar la membrana que subyace.
«No hay que lastimar al embrión», comenta la experta. El huevo proviene directamente de la incubadora que le dio calor durante 72 horas. Bajo la luz se ven las delgadas venas y la «delicada estructura del corazón», agrega.
En el laboratorio de Dresde las pruebas aún se realizan paso a paso de manera manual. La meta es que, en el futuro, las máquinas se hagan cargo en forma automática de definir el sexo de los polluelos antes de nacer.
La cuestión de si se trata de un futuro gallo o de una gallina es decisiva, ya que con un método eficaz sería posible evitar la matanza de millones de pollitos por el solo hecho de ser machos.
Apenas queda abierto el agujero en el huevo, Preusse lo deposita en una máquina. Otro láser lo ilumina. La composición bioquímica de la sangre es determinante, ya que «la luz es reflejada o dispersada, y de este modo aporta información», explica Preusse. El procedimiento permite visualizar las estructuras moleculares especiales en la sangre.
Al cabo de segundos, el sistema diagrama una curva que revela el sexo del embrión: la curva es azul si es masculino o roja si es femenino. Sólo los huevos que contienen un embrión femenino son sellados con un parche y colocados nuevamente en la incubadora hasta el día vigésimo primero, cuando termina el período de gestación.
Gerald Steiner, jefe del proyecto, está satisfecho con los resultados obtenidos hasta el momento. «Nunca pensamos que lograríamos alcanzar un grado de precisión tan alto», comenta. Los cálculos de los científicos para determinar el sexo de los polluelos revelan una exactitud del 95 por ciento.
Los expertos de la capital del estado federado de Sajonia han hecho pruebas con miles de huevos, en el futuro planean escanear diez mil huevos por día.
Los proyectos en este campo son especialmente subvencionados por el Gobierno alemán. El titular de la cartera de Agricultura, Christian Schmidt, apuesta por la tecnología de determinación del sexo de embriones dentro del huevo para «iniciar el fin» de la trituración de polluelos.
La industria avícola también considera que el procedimiento es «la alternativa más promisoria». No obstante, habrá que observar cómo funciona esta tecnología en la rutina de los criaderos, señalan desde este sector.
El jefe del proyecto, Gerald Steiner, estima que el procedimiento estará listo para ser aplicado a gran escala dentro de tres o cuatro años.
No ha sido fácil desarrollar un método para determinar el sexo del embrión en un estado tan prematuro, explica Grit Preusse. Tras tres días en la incubadora, los embriones aún no sienten dolor. Además, el procedimiento es ecológico y puede ser automatizado, agrega Preusse.
La fase tras la salida del cascarón también ofrece buenas perspectivas: tras 21 días en el laboratorio, las polluelas son trasladadas a una granja orgánica, donde crecen hasta convertirse en gallinas ponedoras bajo el control de los científicos.
Los expertos analizan su peso, cuántos huevos ponen y el tamaño de los mismos. Hasta el momento no han descubierto ninguna diferencia con los huevos de gallinas que no pasaron por el laboratorio, concluye Preusse.
Por Christiane Raatz