La tasa de incidencia de la gripe en Asturias en la quinta semana de 2015 se ha situado en 440 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra sensiblemente menor que la de la semana anterior, de 514 casos por cada 100.000 habitantes. La difusión sigue siendo epidémica y la intensidad, media. Esto significa que los casos se han reducido de forma notable e indica el inicio de la fase descendente de la onda epidémica. Sanidad prevé que esta fase concluirá en el plazo de siete u ocho semanas, con el fin de la epidemia estacional de gripe.
La afectación ha disminuido de manera sensible en los menores de 5 años y algo menos en el grupo de 5 a 14 años, mientras que permanece estable en el grupo por encima de los 15 años.
La proporción de casos con alguna complicación en el momento de la consulta y las derivaciones al hospital desde atención primaria se mantiene en niveles bajos. Entre los casos notificados, los factores de riesgo más frecuentes siguen siendo el asma y la enfermedad cardiovascular crónica, seguidas de situaciones de inmunodeficiencia y enfermedades metabólicas, como la diabetes.
La gripe es una enfermedad infecciosa generalmente benigna, que se inicia repentinamente y puede suponer la aparición de fiebre, dolores musculares, malestar general, tos, dolor de cabeza, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta. Está causada por un virus y se contagia muy fácilmente, por lo que es importante seguir unas buenas prácticas de higiene.
El tratamiento más adecuado consiste en aliviar los síntomas mediante analgésicos y antitérmicos. En la mayor parte de los casos la gripe se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos y utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales, como el paracetamol, según las recomendaciones de los profesionales sanitarios, hasta recuperarse. La vacunación anual a las personas mayores y vulnerables evita las complicaciones de la enfermedad y previene la mortalidad por esta causa.