Una de los trabajos más solicitados en cuanto a construcción se refiere a las reformas que realizamos en nuestras casas. Tanto al comprar una casa como al mejorar la nuestra, ya que las reformas en las viviendas son necesarias cada cierto tiempo, y una de las más solicitadas cuando hablamos del cuarto de baño es el cambio de bañera por un plato de ducha. Y es que la bañera en la mayoría de ocasiones se termina utilizando como plato de ducha, pero ocupa mucho más espacio.
El primer factor en el que pensamos a la hora de hacer una reforma es en el dinero. Cambiar la bañera por plato de ducha suele ser un trabajo que sale bastante económico, y además no suele tardar mucho tiempo, por lo que no traerá muchos problemas.
Si hablamos de las ventajas que tiene este cambio, obviamente no podemos dejar pasar la sensación de amplitud. La bañera no solo ocupará el espacio destinado a la misma, sino que además requiere de ciertas distancias para entrar y salir de ella de forma cómoda. Si convertimos nuestra bañera en un plato de ducha nuestro cuarto de baño ganará en espacio y dará mayores oportunidades a la distribución. Si deseas amortizar mejor el espacio, te recomendamos que coloques unas mamparas correderas de vidrio.
La seguridad es otro de los factores clave a la hora de realizar este cambio. Los platos de ducha antideslizantes ofrecen una seguridad máxima que evite que puedan suceder caídas. En este sentido la bañera suele tener mayor problema al tratarse de una superficie resbaladiza, por lo que tendremos que andar con más cuidado. Además, si en casa hay personas con movilidad reducida, mejor una ducha que tener que entrar y salir de la bañera.
El ahorro económico y energético también es fundamental cuando realizamos esta reforma. Al ducharnos gastamos mucha menos agua que cuando nos bañamos, por lo que no malgastamos energía y además pagamos menos en la factura de final de mes.
El mantenimiento de las duchas es mucho más sencillo que en las bañeras. Los platos de ducha son más fáciles de limpiar y mucho más cómodos, lo que también hace que estos elementos se vuelvan más atractivos. Además, la ducha, por lo general, produce mucha menos suciedad que una bañera, lo que se traduce en un menor mantenimiento diario.